miércoles, 31 de enero de 2018

TRIBULATION (2018) Down Below


Nuestros vampiros suecos favoritos, amigos de las gárgolas, los dragones y los monumentales castillos encantados, vuelven a poseer la noche sin discusión posible con su cuarto y último álbum de estudio titulado Down Below. Un disco que retoma claramente el testigo dejado por su anterior trabajo llamado The Children Of The Night, en el que el cuarteto capitaneado por el vocalista y bajista Johannes Andersson dio un giro de tuerca a su propio estilo sustituyendo las claras influencias de Entombed por las de los míticos Mercyful Fate, corrigiendo de manera consciente algunas de las (prácticamente inexsitentes) taras de su hermano mayor, la más clara y celebrada es la considerable reducción de minutaje global dejando un total de 9 cortes en un transcurso que sobrepasa en poco los 45 minutos, además de utilizar de manera más concreta e inteligente tanto los teclados como los sintetizadores, para dejarnos un disco que sin necesidad de entrar en territorios claramente extremos, se sitúa dentro de lo mejor que vamos a poder escuchar este año en cuanto a metal se refiere, podéis estar seguros de ello.

 

Estrenando nuevo batería para la ocasión, Oscar Leander es ya el tercero que prueba suerte con el combo completado por Adam Zaars y Jonathan Hultén a las guitarras, el carácter íntimamente progresivo de algunos de los temas, esa notable accesibilidad intencionada potenciada por una producción sumamente pulida y nítida y esa raíces tradicionales y clásicas cada vez más claras en sus composiones, hacen de este Down Below uno de los discos que más le debería de gustar a los tristemente desaparecidos In Solitude, con los que casualmente Tribulation llegó a girar en su día. He de admitir que esperaba un cambio considerable con su nuevo álbum, algo que he recibido a medias la verdad, pero algo de lo que no he obtenido ni un poco y esperaba algo al respecto ha sido con el registro de Andersson, todavía anclado es sus solventes y peculiares guturales. No habría estado nada mal poder comprobar que tal se le daban las clean-vocals, espero que para la próxima.

 

Como ya he cometado, el disco se compone de 9 cortes, entre los que se incluye una isntrumental más que disfrutable, rompiendo así el peligroso acercamiento a la hora de duración de la que constaba su anterior largo, al que de lo poco reprochable que habría que acusarlo es de ser demasiado largo. Decisión que ha ocasionado la edición extra de un Ep titulado Lady Death en el que han optado por incluir algunos de los temas que han quedado fuera de este Down Below, al que por cierto todavía no he podido echarle el guante y las ganas no son pocas.

Puntuación 9

martes, 23 de enero de 2018

WATAIN (2018) TRIDENT.WOLF.ECLIPSE


Teniendo en cuenta que el infame trío llamado Watain es una de esas bandas en continua evolución y valedora de una consciente expansión de su sonido y sus límites con cada nueva obra que nos entregan, es indudable que su anterior The Wild Hunt (2013) significó un antes y un después tanto en su manera de componer como de presentar sus composicones en formato estudio. Atiborrándolo de aristas y detalles que bien podrían emparentarse con motivos progresivos y siendo, sin lugar a dudas, su disco más accesible y largo hasta la fecha, el cual obtuvo las críticas más polarizadas de toda su carrera, Trindent Wolf Sleep se olvida de su carácter más experimental de su hermano mayor y vuelve a incidir, sin el mismo acierto ni solidez, en dos de sus clásicos más insuperables Sworn To The Dark (2007) y Lawless Darkness (2010), bajo mi punto de visto su cima creativa en todos los sentidos repartida en dos discos que suponen dos opus magna del black metal copando así los puestos más altos del ranking blackmetalero en dos décadas diferentes.

 

Personalmente, hubiera preferido que se hubieran continuado desmarcando del estilo de la misma manera que hicieran con el anterior, pero ya sea por la polarización de las críticas, por sus ganas, o simplemente porque el momento así lo requería, Trindent Wolf Eclipse recupera a los Watain más directos, incisivos y explosivos tomando la vía más simple y accesible para hacerlo. No vamos a encontrar aquí las complejidades de su legado ni tampoco la fiereza desmedida de sus inicios, diluyendo así ese carácter de peligrosidad e incomodidad con elque siempre han jugado, quizás por ello su nuevo disco no lo considero a la altura de su propia discografía, pero de lo que no hay duda es de que muchos de los que no supieron encontrarle el punto a The Wild Hunt se pondrán bastante contentos cuando escuchen su nueva obra.

 

Un disco plano, directo, con ritmos cabalgantes a tutiplén, un sonido sumamente limpio, desprovisto de lo corrosivo y característico de antaño, en el que brilla cual agujero negro insondable el registro de un Erik Danielsson absolutamente inhumano. 9 cortes en 41 minutos de los cuales 7 se los podrían haber ahorrado con el último tema. Antikirists Mirakei es un tema que, sin tener prácticamente ningún atractivo, se alarga sobremanera para cerrar el disco haciendo que la experiencia todavía disminuya algún punto más gracias a ella.

Puntuación 6

lunes, 15 de enero de 2018

WIND ATLAS (2018) An Edible Body


Empezar el año con un lujo como An Edible Body, el tercer largo de la banda más eclécica y singular de toda Barcelona, es ya un hecho. Sin todavía pisar las calles, el lanzamiento físico del disco está propuesto para dentro de una semana, ya podemos disfrutar de su versión digital a través del bandcamp de la banda. Para los que ya habíamos podido catar las mieles de esta monumental obra de orfebrería musical en directo el año pasado, Wind Atlas realizó un concierto de presentación del disco hace unos meses en la BeGood, ya teníamos una idea de lo que nos íbamos a encontrar aquí, pero os puedo garantizar que para los que todavía no hayais escuchado nada de lo que aquí acontece, os vais a quedar de una pieza. Siendo un disco que transforma y retuerce la personalidad de la banda prácticamente en su totalidad sin traicionar ni un ápice de su espíritu libre e inspirador, An Edible Body es una obra que, sin necesidad de recoger el testigo de su hermano mayor (Lingua Ignota, 2015), construye su propio universo en el que navega cual cuerpo celeste único en su especie desprovisto en su totalidad de referencias o influencias claras en su haber.

 

Y de la misma manera que se hace complicado reconocer esas influencias, todavía se hace más imposible intentar colgarles etiquetas como industrial, goth-rock, post-punk y demás sucedáneos utilizados por la red para describirlos. Ninguno de ellos le haría justicia y, ni tan siquiera juntándolos todos, llegaríamos a obtener una descripción correcta de una cuarta parte de lo que son capaces de ofrecer estas cuatro mentes tan inquietas y visionarias que conforman Wind Atlas. Con una Andrea que se hace mucho más correcta y concreta en sus fraseos y líricas, aunque sigue habiendo temas como la inicial Desertor en los que su fantasmagórico registro suena como un instrumento más, haciendo de este An Edible Body un disco mucho más accesible que sus anteriores referencias. La experimentación sonora a través de ritmos electrónicos y soportes musicales indescifrables elevan la obra musical a un carácter etéreo, sublime e incluso onírico en ocasiones (sobretodo en su vertiente ambiental). 

 

Estamos hablando de un disco que trasciende etiquetas, estilos, emociones y sentimientos conocidos para adentrarse en un terreno propio, edificable, sincero, original, evocador, único y expansivo más allá de lo que el resto de mortales cree capaz de concebir. Un disco que trasciende lo musical para convertirse en una experiencia catárquica, existencial y espiritual de un valor sumamente enriquecedor y necesario. Necesitamos más bandas como ellos, más discos como este An Edible Body, y no me refiero a copias precisamente, me refiero a lo valiente, arriesgado y original de la propuesta. Verlo en directo fue una de las experiencias más impresionantes y alucinantes del pasado año, escucharlo por fin en su formato estudio ha superado de manera brutal mis expectativas. Todos de cabeza al Apolo el próximo 24 de Marzo.

Puntuación 10

martes, 9 de enero de 2018

LISA LOEB (2017) Songs For Movin' and Shakin'


Teniendo en cuenta que estamos hablando de un disco al que la simple escucha digital o descarga del mismo no le hace ninguna justicia, viene con un libro en el que podemos encontrar desde recetas especiales, pasando por  bailes asociados a las canciones o incluso diversas actividades que plantea la propia Lisa Loeb para amenizar la vida con nuestros retoños, destinado a niñ@s entre los 4 y los 7 años, la nueva entrega infantil (la segunda ya) de la Loeb, es una delicia como pocas os vais a encontrar. Si alguna vez disfrutásteis de ella en los 90 con discos tan imprescindibles como aquel insuperable debut titiulado Tails o aquella lujosa continuación llamada Firecracker, sus discos para adultos, no dudéis en darle un tiento a esto para volver a sentiros como niños y disfrutar de la vida desde ese concepto de inocencia pura y felicidad desbocada.

 

Compuesto por 5 temas que son clásicos infantiles de toda la vida, siendo el último Heads, Shoulders, Knees & Toes quizás el más conocido, el disco se completa con 5 temas originales firmados por la propia Loeb rozando los 20 minutos de duración total. El libro está ilustrado por Ryan O'Rourke, experto en ilustración infantil, y el formato audio-libro que conforma la edición se convierte en un lujo extremo al tenerlo en nuestras manos. Si bien es cierto que no hay nada mejor que disfrutarlo con nuestros pequeñ@os, es inevitable volver a sentirse niño y disfrutar de lo lindo incluso sin necesidad de aumentar la experiencia con niñ@s a nuestro lado.

 

Es curioso que me haya topado con este disco justo en el momento en el que una de las personas más espciales de mi vida se ha quedado embarazada y lo mismo con una de mis mejores amigas. A esa persona tan especial se lo voy a regalar seguro, además es la persona con la que más disfruté en su día de los nombrados Tails y Firecracker siendo parte de la banda sonora de nuestra vida en común, por ello me ha resultado tan curioso encontrarme hoy mismo con él, un día después del anunciamiento y siendo una de las artistas más importantes de nuestros días juntos. El ciclo se abre, el círculo nunca se cierra, todo es infinito.

Puntuación 8

miércoles, 3 de enero de 2018

A.CHAL (2017) On Gaz


Todavía recuerdo los tiempos en los que descubrir una mixtape era sinónimo de calidad justa, rapeos sobre ritmos conocidos, temas cortados, temas alargados, batiburrillo general, poca cohesión, lista interminable de colaboradores y demás carencias de la que una street-tape o mixtape solía pecar. Servía como adelanto a discos que estaban por venir o como el arma ideal para introducirse en el underground rapero funcionando como carta de presentación. Pero tengo claro que esos tiempos ya han pasado. Hoy en día, escuchar una mixtape es escuchar un producto de una calidad prácticamente a la par de un disco oficial. Y tomando como punto de partida esa nueva era de las mixtapes mega curradas, hoy nos regodeamos al máximo con la nueva referencia en ese formato que entrega el peruano afincado en Queens (desde los 4 años de edad) llamado Alejandro Chal, quien ha vuelto a saltar las alarmas hasta límites insospechados con su segundo trabajo titulado On Gaz.

 

Al parecer, y dicho por él mismo, A.Chal ha querido esforzarse mucho más en las líricas para su nuevo trabajo, dejando el trabajo de producción algo más de lado (donde ha contado con algún que otro colaborador externo) para construir un trabajo multidisciplinar que lo situa justo en el centro de la diana en la que confluyen (de la misma manera y con la misma cadencia) el trap, el r&b, el rap y toda la movida urbana más vanguardista del momento. Declaraciones que sorprenden enormemente ya que si comparamos ésta, su segunda mixtape, con la primera que nos entregó, el nivel lírico ha subido poco más que un entero, pero en cambio, si nos ponemos a escudriñar el carácter y la calidad musical de este On Gaz con respecto a la anterior Welcome To Gazi, nos encontramos con un trabajo sumamenter superior en el que la triste y oscura melancolía que trasnpira, te atrapa sin remedio desde su intro y no te suelta hasta ese descomunal cierre con el remix de Round Whippin (tema de su primer trabajo) junto a French Montana.

 

Obviamente lo de mezclar el español y en el inglés en sus letras funciona como un plus bastante gordo, pero de la misma manera que la dualidad idiomática es un punto muy a favor, la variedad estilística que posee Chal y la capacidad evocadora tanto de sus letras como de sus instrumentales es tan desarmante como atractiva. Puede que no llegue a innovar tanto como pudiera parecer en sus primeros temas, la cosa va tomando una forma cada vez más familiar a medida que avanza el disco, pero de lo que no hay alguna es de que Alejandro Chal es un tipo con un potencial, una calidad y una habilidad para la música urbana más allá de toda duda una vez escuchado este On Gaz.


Puntuación 9