lunes, 15 de enero de 2018

WIND ATLAS (2018) An Edible Body


Empezar el año con un lujo como An Edible Body, el tercer largo de la banda más eclécica y singular de toda Barcelona, es ya un hecho. Sin todavía pisar las calles, el lanzamiento físico del disco está propuesto para dentro de una semana, ya podemos disfrutar de su versión digital a través del bandcamp de la banda. Para los que ya habíamos podido catar las mieles de esta monumental obra de orfebrería musical en directo el año pasado, Wind Atlas realizó un concierto de presentación del disco hace unos meses en la BeGood, ya teníamos una idea de lo que nos íbamos a encontrar aquí, pero os puedo garantizar que para los que todavía no hayais escuchado nada de lo que aquí acontece, os vais a quedar de una pieza. Siendo un disco que transforma y retuerce la personalidad de la banda prácticamente en su totalidad sin traicionar ni un ápice de su espíritu libre e inspirador, An Edible Body es una obra que, sin necesidad de recoger el testigo de su hermano mayor (Lingua Ignota, 2015), construye su propio universo en el que navega cual cuerpo celeste único en su especie desprovisto en su totalidad de referencias o influencias claras en su haber.

 

Y de la misma manera que se hace complicado reconocer esas influencias, todavía se hace más imposible intentar colgarles etiquetas como industrial, goth-rock, post-punk y demás sucedáneos utilizados por la red para describirlos. Ninguno de ellos le haría justicia y, ni tan siquiera juntándolos todos, llegaríamos a obtener una descripción correcta de una cuarta parte de lo que son capaces de ofrecer estas cuatro mentes tan inquietas y visionarias que conforman Wind Atlas. Con una Andrea que se hace mucho más correcta y concreta en sus fraseos y líricas, aunque sigue habiendo temas como la inicial Desertor en los que su fantasmagórico registro suena como un instrumento más, haciendo de este An Edible Body un disco mucho más accesible que sus anteriores referencias. La experimentación sonora a través de ritmos electrónicos y soportes musicales indescifrables elevan la obra musical a un carácter etéreo, sublime e incluso onírico en ocasiones (sobretodo en su vertiente ambiental). 

 

Estamos hablando de un disco que trasciende etiquetas, estilos, emociones y sentimientos conocidos para adentrarse en un terreno propio, edificable, sincero, original, evocador, único y expansivo más allá de lo que el resto de mortales cree capaz de concebir. Un disco que trasciende lo musical para convertirse en una experiencia catárquica, existencial y espiritual de un valor sumamente enriquecedor y necesario. Necesitamos más bandas como ellos, más discos como este An Edible Body, y no me refiero a copias precisamente, me refiero a lo valiente, arriesgado y original de la propuesta. Verlo en directo fue una de las experiencias más impresionantes y alucinantes del pasado año, escucharlo por fin en su formato estudio ha superado de manera brutal mis expectativas. Todos de cabeza al Apolo el próximo 24 de Marzo.

Puntuación 10

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