martes, 23 de enero de 2018

WATAIN (2018) TRIDENT.WOLF.ECLIPSE


Teniendo en cuenta que el infame trío llamado Watain es una de esas bandas en continua evolución y valedora de una consciente expansión de su sonido y sus límites con cada nueva obra que nos entregan, es indudable que su anterior The Wild Hunt (2013) significó un antes y un después tanto en su manera de componer como de presentar sus composicones en formato estudio. Atiborrándolo de aristas y detalles que bien podrían emparentarse con motivos progresivos y siendo, sin lugar a dudas, su disco más accesible y largo hasta la fecha, el cual obtuvo las críticas más polarizadas de toda su carrera, Trindent Wolf Sleep se olvida de su carácter más experimental de su hermano mayor y vuelve a incidir, sin el mismo acierto ni solidez, en dos de sus clásicos más insuperables Sworn To The Dark (2007) y Lawless Darkness (2010), bajo mi punto de visto su cima creativa en todos los sentidos repartida en dos discos que suponen dos opus magna del black metal copando así los puestos más altos del ranking blackmetalero en dos décadas diferentes.

 

Personalmente, hubiera preferido que se hubieran continuado desmarcando del estilo de la misma manera que hicieran con el anterior, pero ya sea por la polarización de las críticas, por sus ganas, o simplemente porque el momento así lo requería, Trindent Wolf Eclipse recupera a los Watain más directos, incisivos y explosivos tomando la vía más simple y accesible para hacerlo. No vamos a encontrar aquí las complejidades de su legado ni tampoco la fiereza desmedida de sus inicios, diluyendo así ese carácter de peligrosidad e incomodidad con elque siempre han jugado, quizás por ello su nuevo disco no lo considero a la altura de su propia discografía, pero de lo que no hay duda es de que muchos de los que no supieron encontrarle el punto a The Wild Hunt se pondrán bastante contentos cuando escuchen su nueva obra.

 

Un disco plano, directo, con ritmos cabalgantes a tutiplén, un sonido sumamente limpio, desprovisto de lo corrosivo y característico de antaño, en el que brilla cual agujero negro insondable el registro de un Erik Danielsson absolutamente inhumano. 9 cortes en 41 minutos de los cuales 7 se los podrían haber ahorrado con el último tema. Antikirists Mirakei es un tema que, sin tener prácticamente ningún atractivo, se alarga sobremanera para cerrar el disco haciendo que la experiencia todavía disminuya algún punto más gracias a ella.

Puntuación 6

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