martes, 6 de marzo de 2018

KING GIZZARD AND THE LIZARD WIZARD (2018) Polydgondwanaland



Para una banda que tiene una regularidad para sacar discos casi tan alta como el promedio diario para ir al lavabo de un abuelete con problemas de próstata, (estamos hablando de un combo que ha facturado 13 discos en 5 años de los cuales 5 de ellos cayeron durante el pasado 2017), lo de poner a disposición de cualquiera y de  manera gratuita este Polydgondwanaland ha sido un acierto mayúsculo. Ya sabemos que lo de colgar el disco en la red para que todo el mundo pueda escucharlo de manera gratuita (ya sea través de la descarga del mismo o de la escucha indiscriminada a través de plataformas digitales como Deezer o Bandcamp) está la orden del día, pero de ahí a proporcionar todo el artwork del disco y los másters del mismo (tanto en digital como para el vinilo y el cd) para su producción en masa sin pedir nada a cambio es una jugada maestra que, al menos hasta la fecha, nadie se había atrevido a realizar.

 

Obviamente, esto ha ocasionado una vorágine de ediciones del disco en todos los confines de la tierra tan variable como incalculable. Algo que resulta enormemente beneficioso tanto para los fans, como los sellos e incluso para el propio grupo. En primera instancia son los fans los que más han celebrado la acción del combo australiano. Normalmente, los discos de los King Gizzard no se pueden conseguir por menos de 25 euros, pero para la ocasión, y teniendo en cuenta que no todo el mundo ha querido explotar el negocio poniendo el precio del disco por las nubes, hemos tenido la suerte de poder comprar en el sello francés Diggers Factory una copia de su edición de 3000 unidades (numeradas a mano) en carpeta sencilla y vinilo negro por tan sólo un mísero euro o incluso una bastante más exclusiva puesta en circulación por el sello zaragozano Analog Love de 250 copias con un artwork completamente distinto y vinilo en color por la justa cantidad de 10 euros, al menos durante el preorder, ahora ya ha subido a 15 euros en su web. Creo que son motivos más que suficientes para celebrarlo.

 

Los segundos en celebrarlo por todo lo alto han sido los sellos que han decidido sacarlo a la luz. Poner un disco en circulación del que todo van a ser beneficios y no hay que darle cuentas a nadie del precio del mismo, un tanto por ciento de las copias o incluso un tanto por ciento de las ventas, es como para celebrarlo y mucho. Si vais a la web de Discogs para echar un vistazo podréis comprobar que del Polydgondwanaland han salido nada menos que 132 ediciones distintas, ya sea en cd, vinilo o cassette. Y, obviamente, los terceros en alegrarse sobremanera han sido los propios componentes de la banda que han visto como su disco se ha editado de cientos de maneras diferentes, en tantos lugares distintos y a precios tan variables consiguiendo elevar su popularidad y su estatus de banda enrollada hasta límites insospechados.

 

Del disco poco vamos a decir. Si todavía no has tenido la oportunidad de acercarte a ellos, empezar con este Polydgondwanaland resulta bastante ideal para descubrir su engrasada mezcla de stoner, progresivo, psicodelia y rock dotada de una calidad simplemente estratosférica. Y para los que todavía no le hayan dado cera a este Polydgondwanaland por falta de tiempo (algo más que comprensible si sois de los que disfutan de su extensa discografía) decirles que, bajo mi punto de vista, estamos ante su mejor disco hasta la fecha solamente superado (o igualado al menos) por su descomunal Flying Mitocondrial Banana.

Puntuación 9 

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