lunes, 2 de octubre de 2017

18 VISIONS (2017) XVIII



Antes de empezar a desmenuzar lo nuevo de 18 Visions, me gustaría aclarar el porqué de la elección del mismo para éste fatídico Lunes post-votaciones en Cataluña. Obviamente, la música no tiene nada que ver con la política, al menos en este caso, pero es indudable que la fuerza, la rabia, el odio, la frustación y la tristeza que siento en estos momentos contra la raza humana (en particular contra las fuerzas de seguridad del estado y el Partido Popular) se manifiesta de manera brutal, descarnada, escesiva y, al menos en mi caso, necesaria, en cuanto le doy al play a este XVII. Un disco que me lleva a cuando tenía veintipocos y me hace recuperar la fuerza perdida con la edad, las responsabilidad y la familia. Esa es la razón de escoger lo último de 18 Visions, más allá de ser uno de los discos de regreso más sólidos y disfrutables del año.

 

Y saliendo totalmente del marco socio-político de Cataluña, tengo que aclarar que jamás me he decantado por ninguno de los dos bandos pero la violencia jamás la admitiré como respuesta, cuando en 2007 18 Visions decidieron poner final a su breve historia, que comprendía 5 discos y poco más de 10 años de carrera, la comunidad se quedó algo huérfana en ese sentido. Pero el gran mazazo al grupo todavía estaba por llegar. Mick Morris, bajista original de la banda, moría en 2013 a causa de una condición cardíaca que arrastraba desde hacía tiempo poco después de anunciar que, si por él fuera, la reunión de 18Visions era totalmente factible.

 

Pues bien, 11 años después de su último disco, ya fuera por concederle un último deseo a Morris, o simplemente porqué los planetas se han acabado de alinear para conseguirlo, 18 Visions vuelve a la palestra con un disco que recupera el espíritu de sus dos primeros discos, en los que le dieron una vuelta de tuerca al metalcore de la época (inundándonos de nostalgia por ello hasta las trancas) y deja prácticamente de la lado sus experiemntos más tranquilos y rockeros de sus últimas obras, plagando el disco de hardcore, metal, breakdowns y ese pequeño toque de numetal que siempre han practicado, para dejarnos una obra capaz de mirar de frente a sus primeras obras y que supera con creces todo lo editado porsteriormente a ellas. Sin duda alguna, mi mayor alegría ha sido la de recuperar a Keith Barney (un tipo al que tengo absolutamente idolatrado por sus trabajos en Death By Stereo y sobretodo en Throwdown) en una formación que completan James Hart, Trevor Friedrich y Josh Barney en sustitución del difunto Morris.

Puntuación 9

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