Plagado de luz y de color, el décimotercer álbum de Beck Hansen titulado Colors es una fiesta pop a todas luces que te pondrá a bailar, disfrutar y sonreir para verlo todo de la manera más positiva y colorista posible. Mientras que su anterior Morning Phase (un disco que funcionó a las mil maravillas tanto para la crítca como el público en general) utilizaba un tono melancólico evidente con un ritmo pausado y delicado, Colors sucumbe a la alegría, a la fiesta y al bailoteo actulizando su sonido a la era actual (acercándose al mainstream sin complejos) sin ceder un ápice de su peculiar personalidad y reutilizando las fórmulas que hacen de su música un mundo tan único y atractivo.
Firmando el trabajo bajo la batuta de Greg Kurstin (Sia, Adelle, Pink, Kelly Clarkson), el productor y multinstrumentista (amigo íntimo de Beck desde hace años) se ha encargado de encerrarse en el estudio para componer y tocar mano a mano junto a Beck este magistral Colors, un disco que posiblemente no todo el mundo lo coloque a la altura de barbaridades incontestables como el Mellow Gold o el Odelay, pero que merece todos los elogios y más. Si bien es cierto que el disco intenta llevar su estilo hasta las ligas más masificadas, es innegable que estamos ante un disco que mucho tiene que ver con la personalidad de Beck y su auténtica manera de hacer las cosas. Según Beck, el disco que más tenían ambos en mente a la hora de grabarlo era el Thriller de Michael Jackson.
Si tuviéramos que buscar una referencia dentro de su discografía que casara con el carácter y el espíritu de este Colors, sin duda alguna tendríamos que estar hablando de aquel discotequero y sumamente pop Midnight Vultures con el que Beck nos sorprendió y alucinó sin remedio a finales de la década de los 90. Por mucho que aquel fuera infinitamente más experimental que su nuevo disco, es indudable que el carácter pop desenfadado, alegre, funky y bailable de aquel se emparente enormemente con este Colors. Eso no quiere decir, ni mucho menos, que Beck haya repetido disco (creo que eso es algo que Beck no podría hacer ni queriendo), estamos ante otra obra que brilla por sus propios méritos y engancha desde el minuto cero gracias a su desparpajo y accesibilidad inmediata, pero eso no quita que sea igual de reconocible que siempre y que pivote nuevamente dentro del variable, expandible y colorista universo de Beck Hansen.
Puntuación 9
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