lunes, 11 de abril de 2016

DEFTONES (2016) Gore


Deftones es otra de las bandas que más impacto me causó en su día. Su primera trilogía formada por Adrenaline (95), Around The Fur (97) y White Pony (2000), los convirtió en una de las potencias creativas más representativas del nu-metal, etiqueta que nunca les gustó y que portaron a razón de estigma como los mejores dentro del género, con el permiso de Korn, y que les llevó, a partir de su cuarto álbum autotitulado del 2003, a explorar los espacios y las formas del metal y el rock alternativo a fuerza de experimentar con las texturas, las capas y la fragilidad de las atmósferas, Saturday Night Wrist (2006), de manera un tanto irregular sin llegar a conseguir ni el objetivo y ni el impacto deseado quedándose a medio camino de todo.


Con la desgracia sobrevolando sus cabezas desde el momento en el que Chi Cheng sufrió el accidente que lo dejó en coma en 2008 y que acabó ocasionando su muerte en 2013, la música de Deftones perdió parte de su esencia y su rumbo, quizás a raíz de este hecho, y por ello, bajo mi punto de vista, discos como el Diamond Eyes (2010) o el Koi No Yokan (2012) se vieron afectados de alguna manera por ello. Ya sea en la desestructuración o en la irregularidad de sus temas, Deftones no acababa de encontrarse dentro de su propia mutación sonora vagando, aún con esas de manera solvente, dentro de una difusa oscuridad que los llevó a un hetéreo e intangible plano nada fácil de acceder para mi persona.

 

Liberados ya de la carga que suponía tener que ver sufrir a Chi Cheng en todo su periplo hospitalario de 5 largos años, primero el accidente con el coma, la salida del coma, la difícil recuperación, la posterior decaída y finalmente su defunción, Gore, uno de los títulos más acertados y atractivos de toda su discografía, sirve para expulsar todos esos demonios escondidos durante esa oscura época de sus vidas resultando en el mejor disco de Deftones en los útimos 10 años. Aunque he de admitir que Gore me ha hecho volver la vista atrás para revisar su anterior Koi No Yokam y mostrarme un disco muy superior a lo que tenía en mente, Gore se lleva la palma sin lugar a dudas.

 

Llegando a jugar magistralmente con todos y cada uno de los elementos que han ido incluyendo a su ampliada y mejorada forma de expresión musical, hasta ahora no habían conseguido concretar y enfocar sus esfuerzos de tal manera como para componer un disco de la poderosa y cuantiosa calidad de la goza este Gore. Con una clara línea ambiental y una amplificada majestuosidad proveniente de una personalidad mucho más visible y evidente, la combinación de las partes más duras, con las más emocionales, casan a la perfección con esa ambientación espaciosa, elegante y maravillosa con la que han conseguido vestir a su noveno disco de estudio. Producido magistralmente por el muy brillante Matt Hyde, un tipo que cada día sopredende más y mejor, estamos ante uno de los mejores discos del año si se le dan las escuchas necesarias. Un grower de manual.

Puntuación 9

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