Después de haber podido aguantarme sin escuchar ninguno de los muchos adelantos del disco que han ido cayendo previa salida de este White Album, en Spotify llegaron a liberar hasta 5 singles del disco (eso es la mitad del mismo), y llegar totalmente virgen al décimo largo de una de las bandas más importantes y que mayor impacto han tenido en mi vida musical desde sus inicios hasta hoy, las sensaciones recibidas en las primeras escuchas, debo llevar ya 20 por lo menos, han sido las de siempre. Sin novedad en el frente, eso son tan buenas noticias, como no tan buenas. Intentaré explicarme a ver si se me acaba entendiendo bien.
Mi proceso ha sido el clásico. En la primera escucha he pensado que habían pinchado, en la segunda que el fracaso no había sido tan estrepitoso como me parecía a primera escucha, en la tercera ya me había familiarizado con algunas de ellas disfrutando tímidamente de los estribillos, en la cuarta empezaba a crecer de manera desmesurada y en la quinta ya me parecía la maravilla esperada. Es algo natural, me pasa siempre, pero una vez rendido al ritmo hip-hop de Thank God For Girls, al tributo admitido a los Beach Boys en (Girl We Got A) Good Thing, o al clasicismo power-pop de Do You Wanna Get High?, el resto ha venido rodado.
Sin duda estamos ante otro gran hito del power-pop más redondo propiciado por la banda reina del estilo, de eso no hay duda, pero en cuanto a mi respecta, ninguno de sus cuatro últimos discos, White Album (2016), Everything Will Be Alright In The End (2014), Hurley (2010) y Ratitude (2009), han conseguido superar a su última gran obra, el Red Album (2008). White Album funciona a las mil maravillas dentro del legado más clásico de la banda, esa zona de comfort que tan buenos resultados les ha dado siempre y en la que la gran mayoría de fans se sienten totalmente cómodos y realizados dentro del universo Weezer más accesible, luminoso y, en el caso concreto que nos ocupa, más playero que nunca.
Y no seré yo quien os quite esa ilusión, (amigos+sol+playa+cervecita+Weezer=perfect combo), soy fan y moriré fan de Weezer se pongan como se pongan, pero para mi gusto, los mejores discos de Weezer son, tampoco expresamente por ese orden, Blue Album (1994), junto al Nevermind de Nirvana el disco que más veces he escuchado en mi vida, Pinkerton (1996), el disco más oscuro y complejo de Weezer, Make Believe (2005), uno de los discos más personales de Cuomo, y el nombrado Red Album (2008), el disco más experimental de la banda hasta la fecha. Disfruto del resto cosa mala, adicción y felicidad a raudales, me paso el día cantando y con la sonrisa en la boca, pero soy más de los Weezer torurados, desituados, descontentos y oscuretes. El White Album playero es la equivalencia actual del Green Album campestre de entonces. Vamos, que si te cascas los dos seguidos, es como si te vas de "campo y playa". A mi me tienen para toda la vida.
Puntuación 8
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