lunes, 17 de octubre de 2016

BANKS (2016) The Altar


Después de estar 10 días desaparecido por el Festival de Cine Fantástico de Sitges un año más, tengo que disculparme por el vacío obligado que han sufrido las Píldoras durante estos días, a veces se me hace completamemte imposible llevarlo todo al día. Pero ya estoy aquí para enmanedarme y hoy vengo con el disco que más compañía me ha hecho estos días llenado minutos de espera y caminatas entre recinto y recinto del Festival, el segundo largo de la californiana Jillian Rose Banks que lleva por título The Altar. Un nombre más que curioso para el álbum contando que su debut se llamó Goddess, ¿aires de grandeza?, ¿problemas con su identidad religiosa?, lo que está claro es que su segundo largo es sobradamente superior a su debut y eso hace de ella una gloriosa obra.

 

Mientras que su debut estaba completado con canciones de sus primeros Ep's, teníamos canciones nuevas obviamente pero aprovechó demasiadas de sus trabajos anteriores, The Altar pone sobre la mesa una creatividad y una calidad bastante más desarrollada e interesante que la de su debut. Producido de nuevo por Tim Anderson y Al Shux, quienes ya estuvieron implicados en su debut, y añadiendo a la producción varios nombres más como Aron Forbes, John Hill o Ben Billions por nombrar algunos de ellos, es curioso como la producción coral del disco no le quita ni un ápice de personalidad ni hace de él un inaccesible batiburrillo de direfentes acercamientos al arte de Banks. Todo está sumamente equilibrado y perfectamente sincronizado para parir un álbum que, desde ya, es uno de mis favoritos de este 2016.

 

Precioso y oscuro a partes iguales, delicado y crudo como pocos discos de R&B que se pueden catar a día de hoy, puede que lo de The Wkeend sea lo que más se aporxime con su irreberente actitud lírica, Banks nos da atisvos de una personalidad intimista, real, crítica con ella misma y, sobre todo, a flor de piel. Letras como la de Weaker Girl en la que Banks dice que necesita a otro hijo de puta como ella en su vida (-I'ma need a bad mother fucker like me-), o la explícita Fuck With Myself en la que anuncia a los cuatro vientos que ella jode consigo misma más que cualquier otra persona (-Cuz I fuck with myself more than anybody else-) hacen de este altar un disco sumamente sincero y exponencialmente disfrutable. Por cierto, yo ya he empezado a cruzar los dedos para el próximo Primavera Sound, jejeje.

Puntuación 9

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