Después de ponerlo en bucle infinito durante todo el fin de semana, algo que no me pasaba con Korn desde hacía tiempo por mucho que todos y cada uno de sus discos hasta la fecha me hayan gustado y mucho, y de que estemos hablando de una mis 5 bandas de cabecera favoritas de todos los tiempos, mi historia con Korn empieza en 1996 con un odio absoluto hacia ellos para acabar amando todo lo que han hecho incondicionalmente tan sólo un año después, el duodécimo disco de los de Bakersfield (todavía sigo rezando para que algún día vuelva David a la batería y tenerlos completos de verdad de nuevo después de que Brian haya regresado para quedarse desde su anterior The Paradigm Shift) es un acierto más en una discografía impecable (y eso incluye el disco con Skrillex obviamente).
La primera baza positiva que le podemos sacar al disco es que estamos ante el redondo perfecto para Halloween, aprovechando la conveniencia de las fechas. Desde su portada de estilo siniestro-circense, pasando por su sombría personalidad (todo aquí es oscuro, tétrico, pesadillesco, inquietante, desquiciado, tenebroso), hasta llegar a los impresionantes alaridos guturales del Jonathan Davis más desatado de los últimos años, todo casa a la perfección con filosofía americana de la festividad más esperada por los amantes de los monstruos. A partir de aquí, disfrutar un disco como The Serenity Of Suffering (dentro del universo Korn y de su característico sonido) se convierte en un experiencia suamamente disfrutable.
Todavía no tengo claro si ellos mismos (no he leído ninguna entrevista) lo consideran una segunda parte del Issues (99) (uno de sus trabajos más accesibles y laureados), pero es evidente que en la portada de su último disco nos encontramos con elementos muy concretos de su cuarto disco. Bajo mi criterio y después de muchas escuchas, este me ha parecido infinitamente superior, el tiempo acabará decidiendo pero The Serenity Of Suffering ya ocupa un merecido y honroso lugar medio-alto en mi ranking personal de la banda por debajo de su intocable primera trilogía y claramente por encima del Issues. Hay que admtir que contratar a Nick Raskulinecz para llevar la producción del disco ha sido otro de los grandiosos aciertos. Hacía tiempo que nadie no captaba tan jodidamente bien el sonido tan personal y referencial que gasta el quinteto californiano, y eso es todo un logro, tanto para ellos como los fans. No tiene que ser fácil captar esa desgarradora y siniestra melancolía proveniente de las desgracias humanas sin dejarse atrás esa contundente y obsesiva brutalidad que esputan las graves cuerdas y la infernal garganta de Jonathan.
Por supuesto que hemos de descatar el dúo vocal formado por Corey (Slipknot) y Jonathan en A Different World, uno de los temas con uno de los estribillos más adictivos y perfectos que se ha marcado Jonathan en el disco, pero también es bien cierto que el disco está a un nivel estratosférico aún sin ese tema. Y si además disfrutamos de él con los dos temas adicionales de la Deluxe Edition de este The Serenity Of Suffering (todavía no entiendo porque han realizado una edición especial para incluir dos temas tan enormes como Baby y Calling Me Too Soon pudiéndolos incluir de saque sin problema ninguno) la cosa se hincha considerablemente, justo cuando pensábamos que, ni los pulmones de Davis ni la elasticidad de la banda podían dar más de sí, ahí están esos dos K.O.'s directos a la mandíbula para finalizar un disco que debe estar entre los mejores del año por méritos propios. A estos no les tose ni el tato. Korn Rules Forever!.
Puntuación 10
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