Más allá de convertirse en una muerte más dentro de la reciente e incesante cascada de decesos en la escena musical internacional, el suicidio de Chester Bennington es una muesca más en mi alargada lista de muertes de gente a la que he admirado y admiro profundamente como músicos. Siendo una de las personas clave dentro de mi desarrollo musical adulto (sus inicios a principios de la década pasada me pillaron ya con 22 años) y habiéndose convertido en una de las voces más sonadas dentro de mi vida personal (sus letras y su manera de interpretarlas me han llegado siempre muy dentro de mi ser), Chester Bennington decidía acabar con su vida ahorcándose el pasado 20 de Julio en su residencia de Los Ángeles. Una vida llena de altibajos emocionales en los que las drogas, el alcohol, los abusos y las depresiones, sumado al golpe de gracia final que le han dado los fans después de sacar su último disco al mercado criticándolo hasta la saciedad, enviándole amenazas de muerte, abucheándolo en los conciertos e incluso tirándole botellas en pleno show, han hecho que Chester tirara la toalla definitivamente tomando la fatídica decisión de quitarse del medio para siempre.
Siendo una banda a la que desde prácticamente sus inicios, la gran mayoría de fans se han tomado la potestad de criticar incesantemente de manera altamente destructiva, solamente hay que recordar como empezó todo con el Minutes To Midnight del 2007 y la continuidad que se le dio al tema cuando materializaron el inconmensurable A Thousand Suns del 2010 convirtiéndose en una de las bandas más criticadas de la escena rock internacional, resulta descaradamente triste el comprobar que los fans del propio artista, pueden convertirse en la perdición de uno mismo simplemente por no hacer lo previsible, lo esperado o lo que quieren ellos de manera egoista, creyéndose en el derecho de criticar de manera indiscriminada y derrotista cualquier paso del artista que ellos consideren malo, erróneo o simplemente comercial. Siempre digo lo mismo, se puede criticar, se ha de criticar, pero siempre de manera constructiva y con dos dedos de frente. Aunque desde nuestro teclado no nos lo parezca, estamos jugando con las ilusiones, el trabajo y la manera de vida de la gente, sobretodo ahora que es tan fácil dejar un texto de mal gusto y nada acertado en la página de facebook del grupo o en los comentarios de un vídeo de youtube. Hay que tomar consciencia de estas cosas.
Habiendo tenido una estrecha relación con el recientemente desaparecido Chris Cornell (en nuestra retina siempre quedará aquel tour del Live Projekt Revolution en 2008 en el que compratieron escenario para cantar el Hunger Strike de Temple Of The Dog), es bastante significativo que Chester haya escogido el día en el que Cornell habría cumplido 53 años tomando la decisión de suicidarse por ahorcamiento, la misma vía de escape que tomó Cornell hace tan sólo un par de meses. Podría hablar largo y tendido de lo mucho que me apasiona éste One More Light (siendo claramente uno de mis discos favoritos de éste 2017 y un más que digno sucesor de aquel A Thousand Suns), pero prefiero dejaros con las dos primeras frases del tema que abre el disco para que vosotros mismos os pongáis en situación:
-I'm dancing with my demons, I'm hanging off the edge-
-Nobody Can Save Me- (Chester Bennington del álbum One More Light 2017).
Puntuación 10
Sabías palabras guapo, te quiero 💙
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