miércoles, 22 de febrero de 2017

RYAN ADAMS (2017) Prisoner


Después de un fin de semana en el que me he descubierto disfrutando del trap hasta límites insospechados en el concierto de Bejo (muy por encima de lo esperado) y Agorazein (muy por debajo de lo esperado) entre otros, empezar la semana con un clásico inmortal como Ryan Adams y su nuevo disco ha sido exactamente lo que me hacía falta. Prisoner toma el relevo de sus discos más sentimentales (Love Is Hell, 2004 y Heartbreaker, 2000) para desnudarse al máximo después de concluir su tortuosa relación con la actriz Mandy Moore de la que se acabó separando el pasado 2015 después de 6 años de matrimonio.

 

Un disco que expone sus líricas claramente entre la ruptura, las decepciones, las mentiras y la vida en pareja tomando sus propias experiencias como referencia y vistiéndolo todo de un carácter americana-folk al más puro estilo Bruce Springsteen. Es evidente que Springsteen ha sido y segue siendo un refrente ineludible en el estilo de Adams, canciones como Haunted House o la propia Prisoner dejan sumamente claro que todavía lo es, pero tambiñen es bien cierto que la propia personalidad, el carácter y las formas de Adams sobrepasan siempre las influencias para entregarnos un trabajo único e intransferible capaz, siempre, de estar a la altura de sus grandes clásico y convertir la simple escucha de un disco suyo, en una experiencia tan valiosa y enriquecedora como las del hijo pródigo de Nueva Jersey.

 

Más allá de sus delirios metaleros (solamente hay que ver el parche de Emperor que lleva su chaqueta en la contraportada del álbum homónimo de 2014 o las camis de Saint Vitus y D.R.I. que luce en las fotos que os pongo) y de sus versiones mainstream de Taylor Swift (su anterior disco era un cover-album al completo del exitoso 1989 de Taylor Swift), Ryan Adams sigue ofreciendo sólidos álbums de rock atemporal (tanto sea a través del folk-america (Ashes & Fire, 2011) como del country (29, 2005) o del indie (1984, 2015) éste hombre acierta siempre de pleno) en los que poder disfrutar sin medida del clasicismo sonoro que lo caracteriza (dejando siempre el listón muy arriba en todas sus facetas) y de la desmesurada calidad como letrista que atesora exponiéndose como uno de los mejores y más prolíficos escritores de su generación, sino el mejor. A la espera de un álbum enteramente metalero de Adams seguiré acudiendo a sus discos con las mismas ganas que a las joyas insuperables de Slayer de mediados de los 80 y principios de los 90.

Puntuación 9

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