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Panic! At The Disco fue una de las bandas más interesantes y con mayor potencial de la mutante escena emo-indie de mediados de la década pasada, al menos bajo mi criterio personal. Tanto es así que su debut A Fever You Can't Sweat Out (2005) es, sin lugar a dudas, uno de los discos que más he escuchado en mi vida, me sé de pé a pá y sigo disfrutando a día de hoy, y, aunque a un nivel bastante menor, su posterior Pretty. Odd. (2008), con todos los cambios de forma y contenido en comparación a su debut que siginificaba, seguía aportándome notables momentos de disfrute y felicidad.
Pero ya fuera por los problemas internos entre sus componentes o por la falta de inspiración o creatividad, hay que tener en cuenta que a día de hoy Brendon Urie es el único componente fijo de la banda, sus dos siguientes discos largos Vices And Virtues (2011) y Too Weird To Live, Too Rare To Die! (2013), carecían catastroficamente de la frescura y originalidad de su debut de la misma manera que carecían de la calidad y la magia del segundo quedando un historial de la banda algo irregular relegándolos, al menos en mi caso, a una banda de segunda fila por la que fui perdiendo el interés.
Pero estamos en el recién estrenado 2016 y todo es posible. No voy a poner el grito en el cielo diciendo que este Death Of A Bachelor está alas altura de sus dos primeros discos, eso es algo que tengo más que asumido que va a ser imposible, pero sí que es cierto que su nuevo disco, compuesto únicamente por Urie quien se ha encargado de escribir las letras, la música y tocar prácticamente todos los instrumentos del disco, recupera parte de esa magia y de esa frescura permitiendo que mi cuerpo y mi mente acepten este disco como sobradamente válido en el desvariante legado de la banda.
Puntuación 7
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