lunes, 21 de noviembre de 2016

OATHBREAKER (2016) Rheia


A tan sólo una semana de tenerlos en la ciudad de Barcelona, el próximo 28 de Noviembre los podremos ver sobre las tablas de la sala Be Good junto al proyecto electrónico del irlandés James Kelly (Altar of Plagues) llamado  Wife, Rheia, el tercer largo de los belgas Oathbreaker, se sestá convirtiendo en uno de mis discos más escuchados de este apoteósico 2016. Si hasta el momento habíamos tenido momentos tan cruciales en el desarrollo de la nueva corriente de bandas que tergiversan el black metal para convertirlo en algo realmente nuevo e interesante como los dos últimos discos de Deafheaven, las delicadas barbaridades de Wolves In The Throne Room o las radicales experimenTaciones de Liturgy, sin duda tenemos que añadir a los deslumbrantes Oathbreaker como los nuevos triunfadores absolutos de esa vertiente tan renovadora y polémica del género.

 

Puede que de una de manera más tímida y progresiva en comparación a las bandas nombradas anteriormente, aunque en éste Rheia se han acercado algo más que de costumbre, la aproximación de Oathbreaker al black metal se puede apreciar desde varios matices. El sonido y su forma más radicalizada de expresión, es claramente algo decisivo a la hora de ejecutarlo en pasajes concretos de las composiones de la misma manera que lo es el registro más rasgado y visceral de Caro Tanghe, pero quizás las apreciaciones menos visibles, la romántica, la gótica, la etérea, la cósmica, la emocional, esas que en primera instancia no se suelen registrar dentro del estilo de manera superficial, esas son las que mejor explotan, exploran y amplian las canciones de este catárquico y demoledor Rheia.


Si con su anterior Eros/Anteros (Deathwish, 2013) el salto de calidad como banda que dieron Oathbreaker me pareció gigantesco, siendo su debut (Maelstrom - Deathwish, 2011 -) uno de los más contundentes, destacables originales e interesantes de la década, lo acontecido y acometido en este descomunal Rheia no tiene nombre ni descripción posible. El enigmático y fantasmagórico registro de la Tanghe nos remite a un lugar sombrío, oscuro, desesperado y escabroso en el que las frías y siniestras noches son tan densas como eternas y en las que el único cobijo que encontramos es la delicada e impresionante instrumentación de una banda capaz de enamorate de la manera más dulce o de arrancarte el alma de la manea más amarga. Dato que queda sobradamente demostrado en la instrumental I'm Sorry This Is.

Puntuación 10

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