Enfrentarse a un nuevo disco de los suecos Opeth, y a la ultra-creativa mente de Åkerfeldt, es siempre un reto a la vez que una muy buena noticia. Curioso ver finalmente al disco con nombre, ya que en un principio ser rumoreaba que el disco no iba a tener título y que las canciones tampoco, que solamente íbamos a contar con los números de las mismas, dato que finalmente no se ha llevado a la práctica por el combo sueco.
Lo primero que voy a decir es que el que se bajó del carro de los Opeth con el Heritage, no se va a volver a subir en este nuevo álbum llamado Pale Communion. Siguiendo la progresión natural del Heritage, sin que ello conlleve volver a repetirse, Opeth vuelven a regocijarse en su vertiente más progy con unos temas que superan con creces las de su último álbum y que bien podrían estar ligados a la época del Dammation y el Ghost Revieres.
Todavía no puedo decir si estamos ante uno de mis discos favoritos del año, aunque probablemente sea una afirmación más que confirmada en breve, darme una semana más y seguro que lo estaré vociferando sin remisión. Lo que sí que es seguro, es que estamos ante un grower de manual, un disco que, dejándose escuchar a la perfección desde el principio, su carácter accesible es prácticamente innato, esconde demasiados matices y recovecos como para descubrirlos y encontrarlos en las primeras escuchas. Siguen tan enormes como siempre pero, con este Pale Communion, han crecido aún más.
Lo primero que voy a decir es que el que se bajó del carro de los Opeth con el Heritage, no se va a volver a subir en este nuevo álbum llamado Pale Communion. Siguiendo la progresión natural del Heritage, sin que ello conlleve volver a repetirse, Opeth vuelven a regocijarse en su vertiente más progy con unos temas que superan con creces las de su último álbum y que bien podrían estar ligados a la época del Dammation y el Ghost Revieres.
Todavía no puedo decir si estamos ante uno de mis discos favoritos del año, aunque probablemente sea una afirmación más que confirmada en breve, darme una semana más y seguro que lo estaré vociferando sin remisión. Lo que sí que es seguro, es que estamos ante un grower de manual, un disco que, dejándose escuchar a la perfección desde el principio, su carácter accesible es prácticamente innato, esconde demasiados matices y recovecos como para descubrirlos y encontrarlos en las primeras escuchas. Siguen tan enormes como siempre pero, con este Pale Communion, han crecido aún más.
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