PRIMER DÍA DE BATALLA: 3 VICTORIAS - 0 DERROTAS
Empezamos el Primavera Sound 2016 con muchas ganas de pasarlo bien, reunirnos con gente a la que quieres de verdad y disfrutar del sol y el buen tiempo de Barcelona durante 3 días en los que mis horarios musicales ocupan desde las 16.00 de la tarde hasta las 04.00 de la madrugada, en el mejor de los casos, convirtiendo mi Festival en una maratón continuada de conciertos en la que, tengo que decir, pocos son capaces de seguirme el ritmo.
(GOAT)
La primera parada, después de saltarme el Lunes y el Martes por falta de interés y responsable precaución, hay que guardar fuerzas para los días grandes, la hice ayer noche en el parque del Fòrum donde se daban cita los, ya clásicos, conciertos gratuitos de la noche previa al comienzo del Festival. Los primeros a los que llegué, a eso de las 20.30 de la tarde, fue al combo sueco de carácter experimental Goat. Subidos a las tablas de uno de los escenarios grandes del Festival, la descomunal fiesta que montaron los Goat con sus indescriptibles cánticos agudos, sus ritmos tribales y psicodélicos, sus bailes étnicos al más puro free-style y su inclasificable estética colorista, enigmática y divertida, nos puso a todos a bailar al son de sus irresistibles e hipnóticos ritmos durante unos 50 minutos en los que, la gran mayoría de los allí congregados, disfrutaron al máximo de una experiencia única e inimitable.
Puntuación 7
(SUEDE)
Los segundos eran unos clásicos, una banda que ha regresado, después de un largo descanso de 10 años, y lo ha hecho con convicción y con fuerza, liderando festivales alrededor del mundo y ofreciendo shows potentes y de una profesionaldiad irrefutable. Eso es lo que saben hacer y eso es lo que nos ofrecieron Suede durante más de una hora de concierto en la que Brett Anderson estuvo absolutamente pletórico y exultante en su papel de diva del pop absoluta, frontman incomparable y auténtico showman de los pies a la cabeza. Ofreciendo un set-list que contemplaba prácticamente todos los hits más sonados de la banda de Londres, Anderson se entregó a su público en cuerpo y alma, hablando primeramente desde las tablas para bajar posteriormente al foso, en varias ocasiones, y darse un baño de multitudes saludando al público, dejando tocarse sin complejo ninguno, casi le arrancan la camise durante los tocamientos, y pidiendo a la multitud continuamente que cantara con él. Muy simpático y con ese poderío chulesco que siempre ha tenido, lo único que se echó de menos, y mucho, fue la deserción de Bernard Butler. Sin él, ni los solos, ni los riffs, ni la magia, es la misma, es una pena, pero es así. Cuando un miembro tan crucial se va de una banda, y encima es el guitarra y uno de los compositores, la cosa se resiente y en ese sentido se resintió.
Puntuación 8
(EMPRESS OF)
Y para acabar la noche, corriendo para la sala Barts del Paralelo para ver el concierto del trío de electro-pop vanguardista de Nueva York llamado Empress Of. Empezaremos por lo malo para no empañar el comentario de un concierto que podría haber sido uno de los mejores del Festival, estoy seguro de ello, de no ser por la estúpida limitación de sonido que sufrieron los Empress Of sobre las tablas de la sala Barts. Por no cuadrarme dentro de los horarios del Festival grande, vuelven a tocar el Jueves a las 20.25 en el Pitchfork, me desplacé ayer hasta la Barts para verlos, pero tengo que decir que por poco que pueda, repetiré hoy por que su propuesta es digna de verse al volúmen correcto. Con claras reminiscencias a la Neneh Cherry actual y la Björk de los inicios, Loreley Rodríguez y compañía nos deleitaron con los incomensurables hits de su álbum debut (Me, 2015) poniendo a bailar a todo el mundo en los momentos más dance y derritiendo al público de la sala con su carácter más delicado, dulce e ingénuo. Una dosis de electrónica extraña, diferente y con personalidad, batería semi-electrónica, teclados y maquinitas a tutiplén y una caja de ritmos que dominaba la propia Loreley, además de su preciosa voz demasiado baja para disfrutarla como tiene que ser, fueron las armas de un trío que salió por la puerta grande y se convirtió en una de las sopresas más grandes del Festival. A repetir casi obligadamente.
Puntuación 9
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