Después de la desgraciada noticia que supuso la pérdida de una de las más grandes voces de los noventa, estamos hablando nada menos de la muerte de Scott Weiland, quien dio vida y voz a los irrepetibles Stone Temple Pilots y puso su personal estilazo al servicio de los estrafalarios Velvet Revolver, he de admitir que mi repaso por la discografía de mis amados Stone Temple Pilots me ha llevado hasta otras glorias menores de la década descubriendo, para mi sorpresa, que tanto Soul Asylum como Third Eye Blind, dos de esas delicias noventeras menores de las que os hablaba, han sacado sendos discos este mismo 2015.
Menores hasta cierto punto la verdad, sobretodo si contamos con los más de 12 millones de discos que han vendido Third Eye Blind desde sus inicios, en una carrera que cuenta tan solo con 5 discos de estudio y una regularidad bastante lenta a la hora de entregar sus obras. Para una banda que practica un pop-rock de altos vuelos con visos al rock de estadios desde hace más de 20 años y un cantante que pasa ya de la cincuentena, resulta sorprendente el carácter juvenil que le siguen imprimiendo a sus composiciones de la misma manera que sorprende, en este caso sobremanera, el registro de eterno adolescente que posee Jenkins al micro.
Por supuesto que sus días de mayor gloria ya pasaron, tanto su insuperable debut de 1997 como su continuación de 1999 son discos que han acabado adheridos a mi ADN para el resto de mis días, pero también es bien cireto que siguen conservando gran parte de su mojo para facturar grandes hits de pop atemporal capaces de emocionarte y alegrarte a partes en varias ocasiones.
Por supuesto que sus días de mayor gloria ya pasaron, tanto su insuperable debut de 1997 como su continuación de 1999 son discos que han acabado adheridos a mi ADN para el resto de mis días, pero también es bien cireto que siguen conservando gran parte de su mojo para facturar grandes hits de pop atemporal capaces de emocionarte y alegrarte a partes en varias ocasiones.
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