Javat, maestro del psicoanálisis, ha cerrado la espera más ansiada y alargada de la historia del rap patrio. Una espera en la que muchos, entre los que me incluyo, hemos llegado a dudar de la continuidad en el trono del que, como todo hijo de vecino sabe de sobras, ha sido el mejor mc del país desde el nacimiento de los Violadores del Verso en Zaragoza a mediados de los 90. A estas alturas la cuestión era clara, ¿seguía siendo a día de hoy Kase O el mejor mc de España?. Pues bien, lo que viene a demostrar este El Círculo es que además de callar TODAS las bocas en España, no se me ocurre otro mc en la actualidad con más barras, verstilidad, estilos, flow, calidad, técnica, competición, vacile, ni más real que el maestro Javier Ibarra. Dicho esto, el resto es historia de la música.
10 años después del último gran disco de los Violadores, Vivir Para Contarlo (2006), y de dos grandes decepciones con los respectivos discos en solitario de Hate y Lírico, Kase O vuelve más desnudo que nunca, marcando estilo con su desgarrador autoanálisis y funcionando las veces como el necesario psicoanalista de toda una generación de causas perdidas. Que por otra parte no lo son de ninguna manera, el problema es que no lo saben y ahí está Kase O para darte en la puta cara con la realidad más corrosiva y sincera, esa de la que tanto adolece la escena y por ende la raza humana, y vencer a la puta desidia a golpe de hardcore como modo de vida.
El disco transmite fuerza, grandeza, El Círculo es capaz de hincharte hasta límites insospechados de la misma manera que es capaz de bajarte hasta lo más profundo de tus propios infiernos para saludar, orgulloso de ellos, a tus temidos demonios a sabiendas de que con letrones como el de Guapo Tarde o el de Basureta (Tiempos Raros) tu capacidad para afrontarlos se multiplica por mil. Poco voy a hablar de los temas ya que es un disco para descubrir uno mismo y sentirse representado en sus únicas (y globales) conexiones neuronales con el raper más grande que ha parido España, pero algo voy a decir, ni que sea poco, de cada uno de ellos para quedarme bien agusto.
Esa Intro devastadora, esa facilidad para follárselo todo sin despeinarse en Esto No Para, la barbaridad de Yemen, la impresionante técnica de Triste, la dolorosa sinceridad de Guapo Tarde, la fiesta de cantina con Viejos Ciegos, la pataleta fundada de Quieren Copiar, la medio-patinada de Pavos Reales, la explícita sensualidad de Mitad y Mitad, la agradable sorpresa de Mazas y Catapultas, la gordura clásica de Amor Sin Cláusulas, la funkeada culera de No Sé Que Voy A Hacer, el zasca en toda la boca de Risoterapia, el himno superior que ya es Rap Superdotado, la auto crítica y la exigencia de Repartiendo Arte y la desnudez emocional de Basureta conforman un disco que, pasando de sobras la hora de duración, tiene tanta importancia como para poder significar un antes y un después en la historia del rap nacional, eso como poco.
Puntuación 10
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