Al parecer, el final de su relación con Interscope Records, que nos dejó ese último capíltulo de Beck, junto a Danger Mouse como productor, en el muy notable Modern Guilty, fue bastante dura o cuanto menos cansada. Y digo esto porqué el de Los Angeles ha tardado nada menos que 6 años en volver a gestar un disco nuevo de estudio, cosa que indica que ha disfrutado de unas muy merecidas y ansiadas vacaciones. Con las ganas renovadas, un nuevo contrato bajo el brazo, esta vez con la famosa Capitol Records, y un simple y fácil nuevo disco para volver a meterse en el circuito, la cosa pinta de lo lindo para Beck.
Descrito por él mismo como el ideal acompañante de su disco del 2002 Sea Ghange, Morning Phase imita el folk psicodélico de su hermano mayor infundiéndole aún más positivismo, luz y amor que a aquel, y componiendo un disco que se ajusta perfectamente a las necesidades del oyente de la misma manera que encaja a la perfección en el polivalente y cambiante universo de Beck. Muy del rollo Simon & Garfunkel.
No creo que para mi se convierte en uno de sus discos imprescindibles, aunque Beck no tenga disco malo hay algunos de ellos que despuntan sobremanera, sí que es verdad que escuchados seguidos uno detrás del otro podrían haber estado compuestos tranquilamente como disco doble, pero, hoy por hoy, sigo teniendo mucho más marcado a fuego el Sea Change que este reciente Morning Phase, y mucho tendrá que recorrer este último disco para ponerse a la altura del Sea Change.
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