Después del impresionante éxito de su anterior largo, del magistral conciertazo que se marcó en el pasado Primavera Sound con banda en vivo incluida, y de que alguien en Interscope Records la cagara con todo el equipo filtrando el disco una semana antes de la fecha prevista, esas cosas inexplicables que ocurren en ocasiones, aquí tenemos este To Pimp A Butterfly, el tercer y muy esperado largo del actual chico de oro del rap americano. 3 años hemos tenido que esperar desde el Good Kid, M.A.A.D. City, un tiempo en el que Kendrick ha estado girando sin descanso por toda la geografía internacional y durante el que se ha ido gestando este To Pimp A Butterfly, un disco que, siguiendo la revitalizante línea que inició con su segundo disco largo, amplia y descubre nuevos límites dentro de su propio universo haciendo esa clase de rap que puede presumir de llevar un sello personal tan único como intransferible. Algo de lo que muy pocos pueden alardear y que le ha valido para convertirse en una de las figuras más visibles y referenciales de la escena rap actual.
Habiendo llevado hasta su máxima exposición al colectivo Black Hippy, cada uno de ellos ha hecho sus propios méritos para encontrar su lugar en la minada escena rap americana pero es indiscutible que quien le ha sacado mayor partido a su talento ante el público ha sido Kendrick haciendo aún más visibles a sus compañeros, y bebiendo de prácticamente todas las vertientes de la música negra, lo que tenemos entre manos es lo más gordo que ha sacado Kendrick hasta la fecha y el único disco de música negra que se puede acercar mínimamente a lo que D'Angelo facturó a finales del año pasado, uno de los mejores discos de la década en su estilo, el Black Messiah.
Más allá de la evidente relación del arte de portada que guarda con el disco de D'Angelo, ambos en blanco y con una foto que ilustrada de manera parecida la fuerza social de la raza negra, el nuevo disco de Kendrick Lamar transita por lugares similares al Black Messiah. Una fuerte influencia del spoken-word, del funky, del R&B y claro deudor de la G-Funk era, por algo es productor ejecutivo del disco Dr. Dre, To Pimp A Butterfly explora los mismos territorios que el de D'Angelo pero desde perspectivas totalmente opuestas. Mientras que la propuesta de D'Angelo se centra en los orígenes de la música negra, el de Lamar lo hace desde el punto de vista de su evolución y la actualidad del movimiento. To Pimp A Butterfly es uno de esos discos en los que hay que esforzarse más allá de lo normal, escuchar más allá de lo evidente y disfrutar más allá de lo imaginable. Master Piece!.
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