6 años después de su último disco, la banda de punk-rock californiana liderada por Jason Cruz ha vuelto a meterse en el estudio de grabación para firmar su octavo disco largo que lleva por título Transmission.Alpha.Delta. Jugando desde sus inicios en segunda división, creo que siempre se han sentido cómodos en esa posición, NOFX, Bad Religion, Lagwagon o Pennywise han acabado siempre ganándoles la partida de la popularidad. Pero si de algo podemos estar verdaderamente seguros, es de que Strung Out tienen una carrera tanto o más sólida que cualquiera de ellos, solamente hay que darle un repaso a sus discos para comprobar lo que digo.
A mi manera de ver las cosas, desde sus incios he creído que el lastre de Strung Out ha sido siempre, por increíble que parezca, lo buenos músicos que son. Me explico, la técnica y la valía como músico siempre ha sido obviada o incluso despreciada por la escena punk en general, y si de algo pueden presumir Strung Out es, sin duda alguna, de su impresionante técncia, su portentosa habilidad y su indiscutible capacidad para crear composiciones y discos muy por encima de la habilidad compositiva media de cualquiera de sus coetáneos. Aunque parezca mentira, ese creo que es su único pecado, el tocar demasiado bien en una escena en la que, precisamente eso, es algo que no hace ninguna falta y, por tanto, está hasta mal visto.
Kyle Black ha sido el productor elegido para la tarea y, aunque al principio la banda no encajaba del todo bien que el jovencito Kyle (Paramore, Comeback Kid) les diera órdenes dentro del estudio, ha sido el propio Cruz quien ha acabado hablando maravillas de él diciendo lo siguiente: -ha sido la primera vez que hemos trabajado en el estudio con un auténtico fan de la banda y eso se ha notado, hemos conseguido sonar con la misma magia y la misma fuerza que en nuestros inicios, y creo que Kyle tiene gran parte de la culpa-. Para bien o para mal Transmission.Alpha.Delta es un disco que vive en la más pura tradicion de la banda y recupera parte de sus motivaciones juveniles. Probablemente estemos ante el mejor disco del año en su estilo, si el año pasado le tocó a Lagwagon y su gloriosa reaparición, este año les toca a Strung Out.
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