Melechesh fue una de esas bandas que en su día, finales de los 90, puso en el mapa del metal extremo a la mismísima Jerusalem, lugar de procedencia de sus componentes. Con una clara inspiración satánica, algo que les obligó al poco de formarse a emigrar a Europa, tomando prestado trazas de black metal y death metal en sus composiciones, aunque en sus inicios eran claramente más black que death, e insuflándole a la mezcla una potente personalidad en la que las raíces de la música folclórica de su país natal estaban representadas de la mejor manera posible, adueñándose absolutamente de cualquier estilo para rebautizarlo como mesopotamian metal, he de admitir que el cambio que han ido experimentando desde su insuperable Emissaries, su último disco para Osmose, ha ido cada vez a menos.
Está claro que gran parte de la culpa la tiene Nuclear Blast, esa manía que tiene de inflar la producción de sus discos de manera bombástica y descomunal para que los grupos suenen más potentes y grandilocuentes no en todos los casos es un acierto y, por supuesto, en el caso de Melechesh es un craso error. Primero porque poco a poco los va convirtiendo en uno más del montón, con un sonido más genérico y accesible, y por otro porque ellos mismos se van privando de esa personalidad única e intransferible por la cual llegaron a ser quienes son y donde están. Es curioso como una banda que ficha por una grande como Nuclear Blast gracias a los méritos conseguidos por si mismos a la hora de barrer a la competencia simplemente con una porción extra de originalidad y frescura en su sonido y un planteamiento absolutamente característico, al llegar a ella acaban prácticamente por claudicar de sus principios para presentarse al gran público de una manera más fácil y vendible. Aunque por supuesto los primeros culpables son los propios Melechesh que fichan por una discográfica grande con ciertas cláusulas estilisticas que cuartan su creatividad.
Pero eso no quita que este Enki sea un buen disco, o cuento menos un disco disfrutable, pero nada más allá, y ahí radica su flaqueza, en que sus virtudes pasan simplemente por el simple disfrute o divertimento. Enki es uno de esos discos aboslutamente prefabricados que funcionan a la perfección con el público más amplio, y eso es es exactamente lo que busca, llegara más público, algo que posiblemente conseguirán. El sexto disco de estudio de los originadores del metal mesopotámico es un disco que hará las delicias de los más jóvenes, sobretodo para los que han empezado a seguirlos a partir de su anterior The Epigeneis, pero que dejará a los que los conocemos desde su impresionante Djinn, con una sensación de que falta algo, de que la banda ya no está en las mismas, han claudicado y eso se nota, para bien o para mal, Melechesh han cambiado.
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