Lo primero que voy a decir en defensa del sexto disco de los auténticos e indiscutibles amos y señores del punk-rave, es que tan sólo le he pegado dos escuchas, atentas, pero dos escuchas. Con esto quiero decir que tampoco es que mi opinión esté del todo formada, pero he decidido tirarme a la piscina convencido de que no voy a cambiar de opinión sobre este The Day Is My Enemy, espero no tener que comerme mis palabras en breve, o si. Mi veredicto, o en este caso concreto el de Javi Tupa, que es quien me ha dicho la frase exacta leyendo prácticamnete mi mente en ese mismo instante, es: Flojo, pero escuchable.
Poniéndonos en situación, estamos hablando de la banda que reventó las pistas de baile de medio mundo con los hitazos incomensurables del Fat Of The Land, y teniendo en cuenta de donde vienen The Prodigy, su último disco Invaders Must Die puede competir cara a cara con el nombrado Fat Of The Land, obviaremos ese desliz llamado Always Outnumbered, Never Outgunned, The Day Is My Enemry no le llega a la suela de los zapatos a ninguno de los dos.
En boca del grupo, estamos ante el disco más encarado al concepto de banda de toda su historia, eso significa que para la ocasión Liam no ha sido el que ha tenido que hacerlo prácticamente todo como viene siendo habitual desde sus inicios, Keith y Maxim han aportada mucho al disco y quizás por ello, durante las primeras escuchas, se acuse algo de falta de personalidad. No es que estemos ante su peor disco, pero sí que estamos ante su segundo peor disco, y eso es una pena viniendo de quien viene y esperando lo que esperamos (tanto en expectativas como en tiempo) los fans de siempre de la banda de Essex.
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