3 años han pasado ya desde su anterior y exitosa ópera-rock, término que se le ha aplicó desde el princpio y al que no le voy a hacer ascos a estas alturas, llamada David Comes To Life, un disco que todavía resuena en mi cabeza sobretodo después del incendieario concierto que dieron el Primavera, que los hacía resurgir aún más desde el underground en el que se empezaron a posicionar a princpios de la década pasada este numeroso combo Canadiense. Demasiado tiempo de espera para los seguidores que estábamos ya muy ansiosos.
La primera toma de contacto, tan sólo le he pegado un par de escuchas, me ha convencido, quizás no me ha entusiasmado tanto como pensaba, pero si nos remontamos a sus anteriores largos, es una sensación que siempre experiemento con ellos en las primeras escuchas. Los suyos son de esos discos que hay que dejarlos cocer en tu interior, a fuego lento y con calma y este esculpido Glass Boys no va a ser menos.
Un disco más maduro, dato que se muestra claramente en las letras y, bajo mi punto de vista, un disco más basado en la honestidad y en la brutal capacidad creativa de un grupo que no atesora etiquetas, o demasiadas para definirla correctamente, y que no se casa con nada ni con nadie. Una muestra más de lo que digo es que su batería ha querido grabar dos pistas para la misma y montarlas en la grabación para que se escuche una encima de otra, una curiosidad técnica que le imprime al disco aún más personalidad de la que ya tiene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario