El nuevo monstruo amorfo de los Lord Mantis, capitaneados por el bajista y cantante Charlie Fell y entre los que se encuentra ahora también Ken Sorceron de Abigail Williams, ha salido de las profundidades del abismo para agarrarnos a todos de una vez y bajarnos hasta los más oscuro y tenebroso de la psique humana. Un viaje tan atormentado, doloroso y depresivo que prácticamente podemos sentir el calvario que ha supuesto para la banda grabar esta obra maestra del nihilismo musical desde la más pura maldad. Un disco no apto para mentes débiles.
LLegados a un punto musical, su segundo disco, en el que pensaba que no podrían ir más allá, Death Mask sobrepasa contundentemente cualquier barrera de oscuridad impuesta en el pasado para adentrarse en un territorio absolutamente enfermizo y desolador que no hará más que inundar tu alma de dolor y agonía hasta unos niveles de una sensibilidad inaudita hasta la fecha en la música. Siendo una banda que entre sus cuatro componentes no hay más que odios, peleas y malestar general, según las declaraciones del propio Fell, parir una obra de esta contundencia emocional y física era lo mínimo que podía pasar.
Dentro de un momento de salud bastante complicado y metido en tantas mierdas que ya ni sabe de donde le vienen los palos, Charlie Fell ha expuesto todos sus demonios en el disco, que no exorcizado, para batallar contra ellos de la mejor manera que él sabe, esputando toda su rabia y toda su agonia en 50 escasos minutos repartidos en 7 abrasadoras bolas de pura muerte y destrucción. No sé si cortarme las venas o irme a dormir.
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