Las habilidades tecnológicas y digitales del combo siguen intactas, cada vez más desarrolladas en sus discos, pero por otra parte han ido perdiendo parte de su frescura y originalidad, esa que los caracterizaba en su debut, en detrimento de una visión más actualizada de su estilo a la vez que más accesible. Más funky, más relajado, más potable, en conclusión, pero, lamentablemente, menos disfrutable, al menos para mi.
Pero eso no quita que te puedas pegar unos buenos movimientos de cu-cu a ritmo de este, muy digitalizado, Love Frequency. Un álbum que, posiblemente, si no tuviera esos dos predecesores tan grandes, me parecería un disco mucho mejor de lo que me parece. Pienso que han dejado pasar el tres en demasiadas ocasiones y no han sabido aprovechar su propio potencial y su posible poryección, dato que los ha dejado algo olvidados. Les deseo mucha suerte con el nuevo disco por el cariño que les tengo, pero jamás podrán volver a pegar el pelotazo de su debut.
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