Sé que a más de uno se le revuelven las tripas cada vez que oye hablar de Linkin Park, incluso con cualquier alusión que se haga a Korn, Deftones o a cualquiera de los pilares de lo que vino a llamarse nu-metal en los 90, les causa urticaria. No es mi caso, a mi me causa cariño, nostalgia, y enseguida me contagio de las energias renovadas de las que disfrutan a día de hoy bandas como Korn, Deftones, Incubus, Manson o estos Linkin Park.
Bandas que no han parado de probar, evolucionar dentro de sus propios límites, dinamitar y volver a reconstruir el estilo o salirse de él completamente para rehacerse a si mismos. Ese por lo menos ha sido el caso de Deftones o Linkin Park, bandas que han vuelto a empezar de cero en varias ocasiones reconstruyendo su propio estilo y cambiando a placer de faceta para entregarnos discos, cuanto menos interesantes, gustos a parte, por supuesto. Aquí, para empezar, ya tenemos las colaboraciones de Page Hamilton, Rakim, Tom Morello y Daron Malakian para darle un punto extra.
Después de tres discos seguidos trabajando mano a mano con Rick Rubin en la producción, Mike Shinoda ha decidido que sea la propia banda la que produzca el disco y el resultado ha sido del todo satisfactorio. El regreso de Linkin Park a su vertiente más orgánica, después de un par de discos más encarados a los sonidos digitales y elcetrónicos, es un nuevo triunfo para el combo de California. Si en el anterior Living Things la cosa ya empezaba a ponerse más seria con las guitarras, The Hunting Party es el sonado regreso de Linkin a la contundencia de guitarras.
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