Tengo muy claro que si David Eugene Edwrads no hubiera iniciado su carrera como músico con sus imprescindibles 16 Horsepower, y continuado su andadura artística en sus aventuras en solitario como Wovenhand, a estas alturas no estaríamos hablando de un artista consagrado, sino de un famoso predicador portador de la obra y de la palabra de Dios. Algo que, en cierto modo, también hace cuando se pone delante de un micro para deleitar a su parroquia, o se encierra en si mismo para componer esos actos de contrición a los que se les adjudica el título de canciones, pero de una manera totalmente diferente y mucho más atractiva.
Dejando a un lado todo el significado religioso de sus composiciones, algo que también hago cuando escucho a Sinead O'Connor y que con Edwards se convierte en algo realmente críptico si no conoces las sagradas escrituras, su abromadora calidad a la hora de alcanzar la absoluta perfección de lo que se ha venido a llamar neo-folk, sobretodo bajo mi criterio, es algo innegable y sobradamente evidente en este muy dinámico Refractory Obdurate. Un disco que además de jugar con su variada paleta de neo-folk cristiano, en la que caben el gosspel, el bluegrass y el country a partes iguales, Edwards ha decidido potenciar al máximo sus influencias más rockeras, punk y góticas obteniendo como resultado su disco más eléctrico y, porqué no decirlo, metal hasta la fecha.
Supongo que nada habrá tenido que ver en la composición del álbum ni la orientación estilística tan marcada que ejerce el disco, pero es curioso que después de deambular por varios de los sellos más peculiares de la última década, este Refractory Obdurate haya ido a caer en las manos de la americana Deathwish Records. Sello fundado por uno de los componentes de Converge y que durante la última década ha desatado todo topo de plagas metálicas, en todas sus ramificaciones. Por cierto, que no se os escape, el 3 de Octubre en la sala 2 del Apolo de Barcelona.
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