Como siempre he dicho y remarqué de nuevo ayer en relación con el disco en directo de Satyricon, soy muy amigo de las evoluciones musicales, mucho. Soy capaz de entender y abrazar cualquier cosa, sobretodo en el caso de bandas tan longevas como los propios Satyricon o nuestros amados Los Planetas, quienes nos ocupan hoy. No se puede estar 20 años haciendo exactamente lo mismo y fotocopiándo tu mejor disco para vivir de las rentas y contentar al máximo de seguidores posibles, al final acabas hastiado y eso ocasiona que la gente también se canse, lo consideraría un suicidio creativo. Tomar riesgos, por otra parte, conlleva el no contentar al 100% de tu público con el consiguiente rapapolvo por parte de muchos fans e incluso la lapidación pública en alguno de los casos. Por ello creo que las evoluciones musicales son pasos necesarios para crecer como banda de la misma manera que la evolución humana ha llegado a mejorar a la raza a través de la evolución, por desgracia no en todos los casos, lo mismo pasa con las bandas. Esa es la intención, aunque no siempre sea ni lo más conveniente, ni lo más fácil
En el caso de Los Planetas y su personal evolución, han pasado del indie noise de los 90 en los que facturaron discos tan emblemáticos e insuperables como Super 8, Pop o Una Semana En El Motor de un Autobús, pasando por la psicodelia espacial en la que nos plantaron discazos, aunque menores que los de sus inicios, como Unidad de Desplazamiento, Encuentros Con Entidades o Los Planetas Contra La Ley de la Gravedad durante la primera mitad de la pasada década, han ido cada vez mermando más mi interés hasta llegar a sus escarceos finales con el flamenco espacial de La Leyenda del Espacio, Principios Básicos de Astonomía o Una Ópera Egipcia, a los que no les he podido ni pegar una escucha al completo, bajo mi punto de vista su momento de flaqueza evolutiva, separándome de sus placeres sonoros hace ya años.
Pero nada de eso es suficiente para impedirme que cada vez que editan material nuevo, allí este yo para escucharlo si mis oídos me lo permiten. 5 años después de su último álbum, J., Florent y el resto de superhéroes interplanetarios, atentos a la obra de arte que es su portada dibujada por el artista de Marvel Al Barrionuevo, vuelve al estudio para facturar el que, para mi, es su mejor trabajo desde el Encuentros con Entidades (2002). Tampoco es parar tirar cohetes, de acuerdo, pero empezar el Ep con esa bastarda obra maestra del hijputismo pop llamada El Duendecillo Verde, demuestra sobradamente que Los Planetas no han perdido su mojo inicial de ninguna de las maneras, simplemente han evolucionado musicalmente para llegar a donde se encuentran ahora.
Motores de Combustión es el segundo tema, un tema que aprovecha la apática sensación del cansino y aburrido dream-pop de su etapa medianera, transformando la canción en una balada fatalista con trazas de psicodelia pop, extraña, espacial, que acaba atrapando, pero cuesta, eso es innegable. Estadística, el tercer corte, se mueve prácticamente en las mismas coordenadas que la anterior, aunque esta vez desde un punto de vista algo más terrenal. Y finalmente cierran con Heroína, una (mala)-suerte de The Doors meets Los Chichos que representa sin complejos su última encarnación con el flamenco espacial y psicodélico de sus últimas obras, prácticamente un despropósito. Saben quienes son, quienes fueron y de lo que son capaces, luego está que quieran hacerlo a tu gusto o no, jajaja.
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