Me declaro un ferviente admirador de todas las épocas de Satyricon y me quito el sombrero ante la pasmosa y gloriosa evolución que ha ido experimentando el dúo formado por Satyr y Frost desde la era del Dark Medieval Times, su debut de que data de 1994. Puede que su último disco homónimo del 2013 haya sido su más obra más polémica, en la que se adentraron en terrenos progresivos y excesivamente melódicos para muchos, pero es innegable la constante capacidad que tiene el dúo por explorar nuevos límites dentro de un estilo al que ellos mismos ayudaron a dar forma a través de discos tan emblemáticos como el Nemesis Divina, el Rebel Stravaganza y el Volcano, aunque mi favorito de todos sea el Shadowthrone.
Tres discos que, siendo correlativos en el tiempo, nada tienen que ver el uno con otro en cuanto a composición musical, ejecución o estética de la banda. Tres discos que abrieron brecha en el estilo y que inaguraron una nueva era y tres maneras diferentes de enfocar el black metal noruego una vez hastiado de si mismo. Referenciales innegablemente para el desarrollo del estilo y las consecuentes ramificaciones del black metal, Satyr y Frost han querido llevar aún más lejos su propuesta, la iniciada con su último disco concretamente, con este Live At The Opera. Un disco que aún conteniendo retazos de las vidas pasadas de Satyricon, comete el error de desplegar 6 de las canciones de su último disco en el repertorio, de las 14 que tiene la actuación grabada hace ya un par de años.
La idea era la de insuflar a las ya de por si opulentas composicones de Satyricon una aire aún más sofisticado, más profundo y elegante, algo que se consigue en ocasiones. No todas las canciones que contiene el set-list están hechas para un coro operístico. A Phoenix, con la impresionante colaboración del vocalitsta original de la versión de estudio, o a Mother North les van de maravilla, aprovechando sobretodo esos espacios operísticos que ambos temas llevan ya de serie, pero en cambio en otros como K.I.N.G. o The Pentagram Burns no cuadran de la misma manera. Para un fan como yo, esto es puro y simple coleccionismo y creo que acuda nunca a esta obra de la banda para disfrutar como lo hago de sus discos de estudio. Curioso experimento y nada más, al menos para mi.
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