Siendo uno de mis discos más esperados del año, es curioso que algunas de mis películas y discos más deseados de este 2015 hayan caído en la misma semana, puede que mi pasión nuble mis sentidos y lo que ahora voy a decir tenga que acabar comiéndomelo con la títpica guarnición española de patatas fritas, pero bajo mi punto de vista, lo que se estaba gestando en el revelador primer disco de Twitching Tongues y cociendo a fuego lento en su impresionante segunda entrega, ha acabado en la culminación más impresionante y sólida que podíamos esperar.
Disharmony sigue la misma línea presentada desde sus inicios, partes alternas de metal alternativo y hardcore en varias de sus vertientes, algo que ya habíamos podido comprobar gracias a los generosos adelantos que nos han estado soltando de un tiempo a esta parte, encontrando, dentro de su nuevo disco y de su propia fórmula, la versión más pulida, pétrea y accesible de esa amalgama de brutalidad melódico-dramática llamada Twitching Tongues. Tomando cada vez menos prestado de los primeros Life Of Agony e imponiendo cada vez más un estilo y una personalidad propia, los Tongues consiguen dar el do de pecho con su oscura y siniestra tercera aventura de estudio.
Fundada por los hermanos Young, Colin (Sorcerer's Pledge) y Taylor (Disgrace), quienes se encargan de las vocales y las guitarras respectivamente, la banda la completan Michael Cesario (Creatures, Disgrace) a la batería, Kyle Thomas (Creatures, Disgrace) al bajo, y la última y flamante adquisicón a la segunda guitarra con el impagable Sean Martin (Hatebreed, 100 Demons), conformando uno de los combos de metal más imponentes y mejor equipados de la escena actual. Sobra decir que estamos ante uno de los grandes del año indudablemente.
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