Con una Dorthia Cottrell más inspirada que nunca y una banda que ha llegado a unos niveles de calidad y química entre ellos más allá de lo mostrado en sus anteriores obras, tanto la producción, ayudando al oyente a facilitar la escucha, como la voz, que funciona de nuevo como un mantra emocional que te hunde en la melancolía más profunda, como la capacidad instrumental de la banda, consiguiendo facturar unas composicones que respiran doom por los cuatro costados sin necesidad de hundirse del todo en el lodazal del estilo, aportan un dinamismo a las canciones inexistente en sus anteriores aventuras de estudio.
Denso y largo como mandan los cánones del estilo y conservando ese poso setentero que tan bien les ha sentado siempre, acentuado aun más en este Grief's Infernal Flower, el sludge también forma parte de su mohosa mezcla haciendo acto de presencia de manera contundente en varios de los temas que componen su última obra. Con un carácter ritualista impuesto a voces por el enigmático registro de la Cottrell, hay que dejarse succionar por el disco para disfrutarlo como es debido, solamente entonces los riffs transformados en mantras sonoros y las voces de los espíritus de ultratumba podrán apoderarse de tu persona y revelarte la dolorosa verdad del doom.
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