La maldición del vocalista cambiante sigue surgiendo efecto en el supergrupo de death metal sueco Bloodbath. Conservando la misma formación musical que en el anterior The Fathomless Mastery del ya lejano 2008, ésta vez no ha sido el afamado Mikael Akerfeldt, vocalista original de la banda por la que ha pasado también Peter Tandgrendt en las mismas funciones, el encargado de destrozarse las cuerdas vocales al poderoso son del death metal, aunque hay que admitir que el elegido ha sido capaz de mantener el nivel de la banda tan bien como lo han hecho sus predecesores.
Es verdad que al saber que Nick Holmes iba a ser el encargado de proveer a la banda de sus hablidades vocales, el corazón se me puso en un puño, personalmente me gustan todas las facetas vocales que el estudio es capaz de producir para Nick Holmes, pero no estaba nada seguro que pudiera copar los muy altos estándares de calidad que exigia una de las bandas de detah metal más brutales y sólidas de la faz del planeta. Por suerte, estaba muy equivocado.
Nick Holmes está a la altura y la banda, compuesta por Ander Nyström, Jonas Renkse, Martin Axenrot y Per Eriksson, vuelve a la conjugar a la perfección el espíritu del death metal a la old school con una producción absolutamente crujiente y actual pero que a la vez sabe aprovechar de la mejor manera posible esos espacios más abiertos y casi melódicos, no para la voz, que incluye la banda en ciertos momentos puntuales. Un disco que, desde ya, es otro tratado magistral dentro del estilo y uno de los discos de metal extremos más gordos del año.
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