Me he vuelto a enamorar, musicalmente hablando, algo previsible y evidentemente inevitable si contamos con que Maria Mena tiene una de las voces más bonitas y seductoras de todo Noruega y que además goza de una de las mezclas étnicas más explosivas que he visto jamás. De madre noruega y padre nicaragüense su música y su adorable registro vocal se benefician de igual manera tanto de la calidez que recoge por parte de su padre como de la preciosa frialdad que rige sin pausa las gélidas tierras noruegas dónde se crió. Una combinación que coloca a este Viktoria como uno de mis descubrimientos personales del año.
Con una familia que siempre ha formado parte de la música de una manera u otra y contando con un bagaje musical que tiene sus orígenes a principios de la década pasada nos encontramos ante el sexto disco de esta joven artista de 25 años quién sin necesidad de disfrazar sus composiciones de post-rock, trip-hop, dream-pop y demás afecciones que respira el país desde tiempos inmemoriales lo suyo recae rotundamente en la sencillez y la candidez, ante todo pop sin complejos. Sin complicación alguna ni demasiados artificios sus composiciones se revelan como algo natural y espontáneo que te invade cual brisa refrescante y te contagia de su felicidad y buenas vibraciones sin escapatoria.
Atentos al tema Habits que canta junto a su compatriota Mads Langer al que también le tengo echado el ojo y el oído. Tomando para el nombre del disco su propio segundo nombre Viktoria es un precioso y muy disfrutable discazo al que sin lugar a dudas tendremos que hacerle su merecido sitio en el momento de hacer el pesadillesco balance final de año que se nos presenta. Esta interminable lista se está convirtiendo en una pesadilla de lo larga que se está convirtiendo...ja ja ja.
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