Siento de nuevo retrasarme tanto en las entradas pero como ya he comentado anteriormente esta semana ha sido de locos, tener que combinar las entradas de los dos blogs con el trabajo diario y encima añadirle a la ya de por si difícil combinación la semana del festival de cine de Sitges la cosa se me ha demadrado, pero como lo mío es pura devoción aquí va la obligada entrada del Sábado aunque sea con unas cuantas horas de retraso. Recomendados por el siempre atento Lagry hoy ocupamos estas líneas con una de esas superbandas surgidas de las profundidas del basto underground metalero nacional y compuesta nada menos que por Bastard (Grave), Iban (Warchetype) y Josué (Between The Frost), apuesto a que a más de uno se le han puesto los calzones por las rodillas.
Como bien nos tienen acostumbrados estos impagables forjadores del oscuro metal su autotitulado primer disco vuelve a recordarnos que no hay nadie como ellos para ejercer la apreciada tarea paleontológica de rememorar antiguos dioses del estilo a traves de sus deudoras composiciones que envuelven al disco, en parte gracias a su sonido vintage, en una atmósfera de antiguos efluvios, amargos sabores y áridos paisajes en los que el doom, el rock, el stoner, el grunge y el black se fuen cual metales pesados forjando la espada única y otorgándoles el poder abosoluto.
Grabado entre el 2008 y 2009 en los Moontower Studios y con un diseño artístico a cargo de Andrei Bouzicov sus 6 temas originales, más una sorpresiva versión de Pink Floyd, han conseguido ver finalmente la luz gracias al importante trabajo que está haciendo la todavía pequeño sello checo Doomentia Records quiénes hay que agradecer que tengan el ojo puesto en nuestras fronteras para que discos como este de los Wolfhead tengan su merecidísima oportunidad.
Como bien nos tienen acostumbrados estos impagables forjadores del oscuro metal su autotitulado primer disco vuelve a recordarnos que no hay nadie como ellos para ejercer la apreciada tarea paleontológica de rememorar antiguos dioses del estilo a traves de sus deudoras composiciones que envuelven al disco, en parte gracias a su sonido vintage, en una atmósfera de antiguos efluvios, amargos sabores y áridos paisajes en los que el doom, el rock, el stoner, el grunge y el black se fuen cual metales pesados forjando la espada única y otorgándoles el poder abosoluto.
Grabado entre el 2008 y 2009 en los Moontower Studios y con un diseño artístico a cargo de Andrei Bouzicov sus 6 temas originales, más una sorpresiva versión de Pink Floyd, han conseguido ver finalmente la luz gracias al importante trabajo que está haciendo la todavía pequeño sello checo Doomentia Records quiénes hay que agradecer que tengan el ojo puesto en nuestras fronteras para que discos como este de los Wolfhead tengan su merecidísima oportunidad.
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