Parece que estamos de enhorabuena en el ámbito electrónico internacional, después de quedar totalmente prendado del último artefacto sonoro de los imbatibles Depeche Mode, vieja gloria que sigue poniendo toda la carne en el asador para sonar lo más actual e irresistible posible consiguiéndolo con creces, hoy nos toca disfrutar de una de las nuevas promesas del soul electrónico actual. Después de enamorar a la facción electrónica más exigente y edulcorada del dubstep con su laureado debut autotitulado, y un par de ep's que han seguido la misma suerte, aquí tenemos la vuelta de tuerca a si mismo de James Black, Overgrown se llama.
Yo fui uno de los pocos que no caí rendido a sus pies con su debut, me gustó pero preferí a Jamie Woon por ejemplo, me llenó mucho más, pero también tengo que admitir que con este Overgrown la cosa ha crecido de manera exponencial desde su debut y, ahora mismo, le haría un monumento al artista más interesante de la escena electrónica. Overgrown es ya un clásico, uno de esos discos, que si te gusta de verdad, se convierte un una de tus biblias insalvables, uno de esos discos que exprimes hasta las últimas y que te eleva y te expone a un plano sensorial único e inalcanzable por muchos, Overgrown es una obra mestra.
Envuelto en una neblina electrónica que juega con las progresiones sintéticas de manera oscura, difícil, pero a la vez de una belleza inalculable, su voz lo viste todo de una calidad y calidez impresionante, sin dejar de sonar misterioso, sensual y oscuro, tiene ese timbre soul tan cálido y agradable que consigue derretirte sin remisión. Sus composciones saben jugar a la perfección con esas dos vertientes tan marcadas en su personalidad, el frío y el calor, y eso hace de este Overgrown algo tan especial como su voz. Un apunte, la colabo con RZA es para morirse de gusto.
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