Y de la misma manera que ayer me preguntaba a mi mismo si un nuevo disco de Madball era necesario a estas alturas, lo mismo me ha ocurrido con lo último de los míticos Judas Priest. Habiendo plegado, vuelto, plegado de nuevo y vuelto otra vez, paraece que el combo inglés no acaba de aceptar que su única fuente de ingresos para el resto de sus días es Judas Priest, no hay más de donde rascar señores.
Una de las mayores dolencias de este Redeemer Of Souls es la insustituible falta de K.K. Downing y, auqnue las comparaciones son odiosas, hay que admitir que la evolución y la carrera de Iron Maiden siempre se ha caracterizado por darle a cada disco un nuevo aire, un punto refrescante y direfente del anterior que los hace siempre interesante, además de la regularidad de sus discos, en cambio a los Judas Priest hace ya unos cuantos años que la cosa no acaba de salirles bien intentando emular sus antiguos hitos musicales, algo, francamente imposible a estas alturas.
El disco funciona, no me entendáis mal, y funciona bien, pero, así como en el anterior Nostradamus, del cual hace ya 6 años, intentaban lavarse la cara a base de hacer un disco sumamente conceptual y deribar sus habiliadades hacia el progresivo y el terreno más experimental, aquí vuelven a las andadas de discos como el Angel Of Retribution. ¿Disfrutables?, claro, ¿bueno?, también, ¿necesario?, rotundamente no, pero bueno, la cuestión será hacer una gira mundial con el disco y decir de nuevo que plegan y que será la última vez que los podamos ver en concierto, ¿creíble?, rotundamente no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario