No se nos ha psado, no. Uno de los discos más gordos del año y uno de los regresos más esperados por la parroquia industrial, lo nuevo de Godflesh se llama A World Only Lit By Fire y ellos son, sin duda alguna, el fuego que prende esa llama. Habiéndonos dado buena cuentra de su sólido retorno con una gira que los ha hecho pasar por nuestras tierras un par de veces, formando parte de esa serie de envidiables flexis que regala la prestigiosa revista Decibel aportando un tema nuevo en exclusiva y firmando hace bien poco uno de los Ep's más grandes que se han parido este año, Godflesh firma finalmente su séptimo disco de estudio una docena de años después de aquel lejano Hymns.
Siguiendo la misma línea minimalista y furiosa del Decline & Fall y lanzado bajo el propio sello de Justin, A World Only Lit By Fire hará las delicias de los seguidores del dúo inglés que, a riesgo de caer en la redundancia, vuelven a dinamitar el estilo que ellos mismos ayudaron a levantar reescribiendo con sudor y fuego su nombre en lo más alto del podio sin que nadie sea capaz de acercarse a menos de 100 kilómetros de ellos ni de sus portentosas habilidades, la cuales representan el máximo exponente de la industrialización musical
Un disco como solamente Justin Broadrick y C. G. Green son capaces de hacer, crudo, minimalista, complejo, destructivo, nihilista, un redondo que vuelve a poner a los Godflesh en el punto de mira de la escena extrema internacional y que, sin necesidad de cambiarse de chaqueta, sabe como rebuscar dentro del estilo para reavivar un fuego que ya pensábamos extinto. Larga vida a Godflesh.
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