viernes, 5 de diciembre de 2014

THE TWILIGHT SAD (2014) Nobody Wants To Be Here And Nobody Wants To Live


Cuarto álbum de los escoceses The Twilight Sad y, sin que ello siginifique una crítica negativa, creo que es su disco en el que menos han plasmado sus cualidades estilísticas más personales para dar paso, muy sutilmente, a unos nuevos The Twilight Sad más abiertos, más accesibles, más grandes y más agradables. Repito que no lo digo como crítica ya que el disco es una maravilla de principio a fin, pero, personalmente, he hechado de menos algo más de acento, un poco más de sonido sintético y, sobretodo, esa pesada carga melancólica y oscurantista que tan bien les ha sentado siempre, aquí bastante reducida.

 

Puede que dentro de unas semanas me esté comiendo mis palabras, pero, después de varias escuchas, he llegado a la prematura conclusión de que su melosa nueva aventura sonora no ha conseguido desbancar a su predecesor, el imbatible No One Can Ever Know. Tuve la suerte de poder disfrutar de ellos en el pasado Primavera Sound, aunque no pude ver el set al completo por llegar algo tarde, y la sensación de pesadez emocional que transmiten en sus discos se puede cortar prácticamente con un cuchillo en la densidad ambiental que llegan a producir en directo.

 

Su personal visión del post-punk basada en el indie-rock se ha visto algo alterada con la inclusión de la etiqueta pop bien grande y en luces de neón en su último disco. Está claro que los límites entre el rock y el pop, en muchas ocasiones, no están del todo delimitados, algo con lo siempre han jugado muy bien los Twilight Sad, pero esta vez la balanza se ha visto claramente inclinada hacia su lado más amable y placentero. Posiblemente su mejor disco hasta la fecha para la mayoría, aunque no para mi.

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