Bajo mi punto de vista, estamos ante una tímida continuación de su última época con el King For A Day y el Album Of The Year en forma de lógica evolución. Siendo los dos discos de la banda de California que tienen más divididos a sus seguidores desde que salieron al mercado dos décadas atrás, creo que a este Sol Invictus le va a ocurrir algo parecido. Resaltando abolutamente por encima de la media en todos los aspectos técnicos del disco, producción magistral, temas sólidos y contundentes, una ejecución absolutamente impecable y una química que se palpa en el ambiente después de la gloriosa gira de reunión, el gran problema del nuevo disco de Faith No More es el de tener que vivir a la sombra de un legado insuperable, mítico y legendario.
Poco voy a resaltar el trabajo vocal de Mike Patton ya que sería imposible catalogarlo mejor o con un nuevo adjetivo de todos los que ya se ha ganado en tantísimas ocasiones a lo largo de su holgada carrera profesional, pero está claro que Faith No More no podría existir de ninguna de las maneras, al menos a día de hoy, sin la majestuosidad vocal de Patton y sus variopintas personalidades al micro. La banda está absolutamente sembrada en todos los sentidos y canciones como Rise Of The Fall, ese toque reggae me ha enamorado hasta las trancas, Matador, una evocadora locura gótico-teatral que te dejará de una pieza, Black Friday, en la que Patton se transforma en un crooner fantasmagórico de lo más gamberro, o incluso Superhero, a la que dándole ese par de escuchas más se convierte en un contundente hit marca de la casa, demuestran que estamos ante una banda que todavía tiene mucho que decir en la escena rock. Sol Invictus es uno de los discos de regreso más sólidos y convincentes de los últimos años y eso es innegable, no gustará a todo el mundo, pero la excelsa calidad y la rebosante creatividad de Faith No More sigue siendo intachable e irrefutable.
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