En un momento en el que el indie nacional vuelve a estar en lo más alto de la cumbre, rallando los límites del mainstream tal como hicieran en su día gente como Los Planetas o en menor medida los Niños Mutantes, gracias a visionarios como Stand Still, de los que nos despedíamos hace bien poquito, o Vetusta Morla, seguidos muy de cerca por bandas del estilo de Dorian, Supersubmarina o Egon Soda. Eso ocasiona dos cosas en la escena indie nacional, o en cualquier otra con el empuje de esta en este momento, el enorme disfrute para el oyente gracias a la nueva eclosión de bandas interesantes y el posterior goteo incesante de bandas del estilo enormemente similares entre ellas que poco más tienen que decir más que imitar a los grandes.
Ya sabemos que no todas son desechables, incluso puede venir alguno a enseñar al maestro, no sería la primera vez, pero de la misma manera que Dinero se asemejan en demasía a Supersubmarina, a estos Izal les pasa tres cuartos de lo mismo. Copacabana es el tercer disco largo de los Madrid capiteneados por Mikel Izal quien, siguiendo con la misma fórmula utilizada en sus dos primeros discos, en su nueva aventura de estudio demuestra una calidad compositiva envidiable, una garra importante y una producción fuerte y sólida, su único pero es la falta de un plus de personalidad para separarlos del resto.
Por otra parte, está muy claro que mi opinión sobre ellos no es la más popular. Su popularidad llegó a cotas inimaginables por mi con su segundo disco y estoy seguro que este Copacabana seguirá la estela de su anterior largo catapultándolos a un estrato inferior que Vetusta Morla y siguiendo muy de cerca a Supersubmarina, algo con lo que no estoy nada de acuerdo aunque admito disfrutar de ellos bastante si lo hago en pequeñas dosis y sin abusar.
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