Siendo una de mis bandas favoritas de mediados de los 90, momento en el que el hardocore estaba en pleno proceso de ebullición y mutación, y teniendo como referentes tres obras maestras del empaque y la fuerza de From The Bliss To Devastation (2001), Imprint (1998) y su debut autotitulado de 1996, sin duda alguna mi favorito absoluto entre todos ellos, la reunión, 10 años después de su disolución, de Vision Of Disorder con su formación original y bajo el auspicio de la multitentacular Candlelight Records, no podía siginificar nada malo.
La primera muestra de ello fue el The Cursed Remain Cursed del 2011, un disco que volvía a poner a la banda en la palestra, aunque ahora bastante más alejados de los focos ya que por mucho que su propuesta le de mil patadas a la muchas bandas de la escena actual han quedado relegados a un segundo plano, de manera contundente y retomando la acción justo diez años después recogiendo el testigo de su anterior obra maestra para volver a sonar tan únicos e inconfundibles como siempre.
Un testigo que nadie ha podido retomar nunca y han sido ellos los únicos capaces de recoger su sonido, su estilo y sus formas y volverlos a poner en práctica. Aunque para una banda que muta y remuta con cada nueva entrega, es difícil describir sus formas. Si bien es cierto que sus tres primeros discos son absolutamente diferentes entre sí, algo así como lo de Sepultura o Pantera por poner dos referentes de los gordos, sus dos últimas obras tienen cierta similitud entre ellas. Siguen el mismo patrón, cambiante, variado, pero en conclusión, son dos discos que van en la misma línea y sirven como consecución esilística.
No voy a decir que sus nuevas obras están a la altura de sus primeras ya que ni el tiempo, ni el lugar, ni el estilo, se dan en el momento preciso para englobar todas las cualidades que uno necesita para considerar un disco absolutamente referencial, algo que sus tres primeros son indiscutiblemente, pero es innegable que la calidad, la fuerza y la capacidad de la que hacen gala los VOD en sus dos últimos discos deja bastante en entredicho a la escena actual y sus campeones. Al loro con el portadón.
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