Llegado a Motörhead en un momento en el que les hacía falta una vuelta de tuerca a su sonido Würzel se convirtió en el buque insignia de los Motörhead poniendo su magia al servicio de los de Lemmy desde 1984, aportando su granito de arena junto al también recién estrenado guitarra del grupo Phil Campbell en el recopilatorio No Remorse, hasta 1995 que se despidió de ellos con el poco memorable Sacrifice.
Convirtiendo al hasta entonces trío inglés más infame del planeta en un cuarteto mucho más musculado y metalizado Würzel consiguió, junto a Phil Campbell, llevar el sonido de los Motörhead hasta otro nivel pulverizando el hasta ahora intachable estilo punkero de la banda electrificando sus canciones hasta limites insospechados hasta el momento. Una estrella más que se apaga demasiado pronto en el firmamento de los Dioses del Rock, porqué aunque estuviera siempre bajo la alargadísima sombra de los propios Motörhead ha conseguido colocarse entre los grandes de la historia por méritos propios.
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