miércoles, 25 de enero de 2012

AZARATH (2011) Blasphermer's Maledictions


Volvemos a destapar la caja de los truenos del pasado 2011 con el que se ha convertido desde hace unos días en un más que merecido candidato a derrocar a mis triunfadores del pasado año, estoy bastante convencido de que éste disco podría haber hecho sombra incluso al número uno de mis lista si lo hubiera pillado a su debido tiempo, y pasar por encima de todos como lo que es, una despiada aposinoradora capaz de destruir a cualquiera se interponga en su irremediable camino hacia la victoria.


Lo curioso de todo es que estamos hablando de una banda a la que no conocía hasta ahora y que lleva desde finales de los 90 entregándonos impuras y destructivas odas al maligno sobradamente merecedoras de mi atención, y de cualquier amante del metal extremo que se precie, problema al que deberé poner su debido remedio en cuanto queme lo suficiente esta inagotable fuente de maldad llamada Blasphemer's Maledictions. Comandados por el infame Inferno, batera insustituible de sus compatriotas Behemoth y maestro de ceremonias de estos infernales Azarath, es una pena que al venir de una banda con tanta repercusión la suya propia no haya tenido su merecido espacio en los negros corazones de los seguidos de la banda de black metal polaca por excelencia.


Ejecutando un blackened death metal capaz de cercenar cabezas a troche y moche, y también de patearle el culo a los propios Behemoth, la descarnada y visceral interpretación de Necrosodom al micro deja a la altura del betún a la mayoría de voceras extremos actuales ofreciendo un registro sobrado de violencia y sobrecargado de maldad, y una pronunciación más que agradecida, acompañado de esas maraña de intrincadas y poliédricas guitarras, torturadas por el propio Necrosodom y Bart, quienes nos seducen de principio a fin con sus impagables melodías, sus solos ultra técnicos y sus riffs asesinos solamente ensombrecidos por el apoteósico trabajo a los parches de Inferno. De nuevo he de agredecer el descubrimiento a mi queridísimo Señor Cthulhu el cual me conoce como si hubiera salido de sus mismísimas entrañas y fuera sangre de su sangre, jajaja, grande, muy grande, casi tanto como usted Señor Cthulhu.

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