Con un futuro musical incierto y sin novedad en el frente nos encontramos de nuevo en el pasado 2011, del cual no dejo de sacar joyas de incalculable valor histórico, y hoy le toca el turno al segundo disco de estudio firmado por éste sucio y pestilente dúo sueco que responde al gracioso nombre de Bastard Priest. Recomendados hace unos meses desde el blog de Javi Tu Pa Tu Tu Pa y dejados erróneamente en el olvido por mi mismo, hace unos días volví a darles su merecida segunda oportunidad para ver como me sentaba su crudísima mezcla de death metal embrutecido con el punk más guarro y pútrido de la faz de la tierra, resultado: pura y apestosa pus para mis oídos, jajaja.
A estos mastuerzos, más cerca de la muerte que de la vida, solamente les hacen falta los 8 temas en los 38 minutos que dura éste despiadado Ghouls Of The Endless Night, para dejar de sobras aprendido que lo suyo es pura devoción por el death metal de la vieja escuela, de la de antes de los 90, la auténtica de verdad, la de las demos y las producciones baratas, rindiendo un claro homenaje al putrefacto sonido de los inicios del estilo centrados en glorias nacionales del estilo de Carnage, Nihilist y demás deidades desaparecidas.
Tal ha sido mi adicción a sus destripados sonidos que finalmente decidí hacerme con mi obligada copia original, encontrada por 10 euros en ese pozo sin fondo de consumismo absoluto llamado Amazon, para descubrir que tan sólo dos nombres se escondían bajo tan mortífero artefacto. Inventor, extraño nombre para un deathster, encargado de llevar el peso de las guitarras y el bajo, y por otro lado esa bestia parda llamada Matt Mendoza, encargado de aporrear los parches como un mulo cabreado y también de reventar nuestros pabellones auditivos a base de encarnizados alaridos de moribundo putrefacto, jajaja, una delitacatessen de las buenas.
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