Se que me echabais de menos, jejeje, pero entre lo de las fiestas, los compromisos y qué las listas con lo mejor del año que solté la semana pasada me llevaron totalmente de cabeza decidí tomarme un merecido descanso, creo que más de 3 años sin olvidarme nunca de poner mis religiosos 6 discos por semana lo hace más que justificado, de tres tristes días para regresar con las pilas cargadas al máximo y dispuesto a dar un año más de guerra sin cuartel a la difusión de cultura gratuita.
Anclados todavía fuertemente al año que acabamos de pasar, y sin ganas de dejarlo gracias a la sobrada calidad mostrada en cuanto a discos remarcables se refiere, estos últimos días del 2011 y primeros del 2012 sirven, entre otras muchas cosas, para descubrir joyas escondidas de esas que se encuentran en las múltiples listas con lo mejor del año que podemos encontrar por la red. Pues bien, una vez hecha la primera criba, y que conste qué con lo que me he topado por ahí tengo para unas cuantas semanas de soltar discos interesantes, he decidido que los primeros en asomar sus siniestras cabezas por éste decrépito rincón sean los suecos Entrench y su incendiario debut llamado Inevitable Decay.
Primer largo de éste cuarteto sueco de thrash metal originario al que, habiéndolo visto por los blogs durante el año, no me había molestado ni en escuchar, probablemente por su horrible portada, hasta que he leí un comentario de Daniel Ekeroth en el que lo incluía entre lo mejor del año. Mi primera sensación al pinchar su disco fue la de estar escuchando un redondo que si me dicen que está grabado hace 25 años me lo creo y no me estoy refiriendo a la mala calidad de sonido, el cual también tiene sus peculiaridades, si no más bien a la inequívoca esencia añeja que destila este impresionante Inevitable Decay.
Conjugando los mejor de dos eminencias satánicas tan imponentes como Slayer y Kreator los suecos se las apañan para despachar uno de los discos que mejor recoge el legado, el sonido y la actitud de aquellas primerizas obras del género desbordadas de pasión y convicción juvenil desembocando en una orgía de riffs desenfrenados y solos embrutecidos en el que estaba llamado a ser otro de los grandes discos de thrash metal del pasado 2011.
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