Hay veces, no siempre por supuesto, que para saborear un disco y desmenuzarlo a conciencia necesito comprármelo original, es una sensación extraña, pero parece que si lo has obtenido gastando dinero en él tus ganas de escucharlo y de que te guste son mayores. Pues bien, aún siendo una banda a la que le sigo la pista desde sus inicios, y teniéndola en muy buena consideración, todos sus discos hasta este Vanitas me habían parecido de una vomitiba exquisitez y un caos desorbitado único e incomparable, su último Vanitas no me entró a la primera y dejé aparcado.
Hace unos días me encontré en el privado del Facebook un mensaje de Javi que me ponía sobre alerta del jugoso precio al que se encontraba el Vanitas de Anaal Nathrakh en Amazon, poco más de 12 euros en vinilo gris de 180 gr y carpeta gatefold, y como buen adicto que soy, tanto a la banda como al vinilo, me hice con él para disfrutarlo como es debido, original.
¿Y qué me encuentro finalmente aquí?, pues claramente con uno de los discos extremos más gordos del pasado 2012, eso es lo que es este Vanitas, un pepino de metal extremo tan gordo que es incluso capaz de ponerse a la altura de su legado y superarlo en caos y brutalidad por momentos. Vanitas es un disco no apto para oídos selectos, para cogerle el rollo a esto hay que tener el oído muy, pero que muy entrenado y, por lo menos haber tenido algún encontronazo más con Mke Kinney, amo y señor de los imbatibles Anaal Nathrakh.
Pues sí, lo he flipado en colores con este pepinazo, aunque para llevarte la contraria, decirte que sí es mi primer encontronazo con estos animales, jeje, aunque mis oídos ya están más que entrenados con este tipo de sonidos. La mezcla de brutalismos varios es perfecta, el disco es dinámico y nunca aburrido, y dentro de la agresión y caos sonoro y el sangrado de orejas, resulta hasta "agradable" de escuchar una vez que te has sumergido en este infierno un par de veces. Y, por cierto, una de las mejores baterías programadas que he escuchado en mi vida. Discazo. Saludos.
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