Retomamos la vertiente del stoner rock gracias al trío alemán Kadavar, que con su segundo disco de estudio, el recurrente Abra Kadavar, sigue sumando adeptos y riffs a diestro y siniestro, jajaja. Supongo que el poder de la barba, a día de hoy parece que sin barba no vas a ningún sitio, continua surgiendo efecto en todo aquel que se la deja crecer sin demasiados estilismos, si va acompañada del pelo largo mucho mejor, se calza una guitarra y se decide a venerar a los dioses del rock de los setenta.
Pero estoy seguro de que no todo se reduce a una barba bien frondosa, cuanto menos en el caso de los Kadavar. Si en su primer disco nos encontrábamos con un clon más, sin demasiada gracia, de lo que ha venido a ser el imparable resurgimiento del rock anclado en las décadas de los 60 y los 70, este segundo álbum es mucho más destacable y disfrutable, a la par que adictivo y dinámico, que su soso debut y, por supuesto, la experiencia se va notando.
Temazos tan perfectamente ejecutados y compuestos como Doomsday Machine, me vienen a la mente varias canciones con ese título, Black Snake o Fire, los confirman como una de las formaciones del estilo a tener muy en cuenta. Al parecer, solamente tenían que calentar los motores con su debut para acabar explotando en un segundo álbum de órdago. Compro.
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