Otra de las delicias del pasado 2014 que se me pasó de comentar fue el segundo disco de la nativa de Pennsylvania Christina Perri, quien siguiendo los pasos de su hermano mayor Nick Perri (Shinedown, Perry Farrell, Matt Sorum), empezó a probar suerte con la música profresional desde principios de la década consiguiendo finalmente un contrato para firmar su debut en 2011, todo hay que decirlo, sin demasiada repercusión internacional.
Pero ha sido estrenar su segundo largo, este sublime Head Or Heart, y empezar a sonar en todas las radios y a hacer giras internacionales solventes. Puede que su perfil artístico no ofrezca nada nuevo bajo el sol, algo que es bien cierto, pero si lo tuyo son las voces limpias y dulces acostadas sobre baladas emotivas, decoradas con ideales arreglos de todo tipo y coronadas por una producción de órdago, estás ante una de las tuyas.
Puediéndose emparentar de la misma manera con Regina Spektor como con Taylor Swift, recordemos que el último álbum de la Swift en una epopeya pop en toda regla alejada notablemente de sus inicos más country, Christina Perri es una de esas dulces bellezas, tanto en su voz como en su físico, que te dejará prendado a la primera de cambio si le dejas, y aunque no le dejes también.
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