Quizás por ello, y dándose cuenta de que su limitado estilo y sonido mucho tenía que ver con los dioses de la escena Electric Wizard, Soma se distancia, por momentos, de esas limitaciones para abrazar nuevos horizontes de pasajes ambientales y acústicos que consiguen hacer su estilo algo más accesible y abierto de miras. Seguimos con ese sonido monolítico y pétreo protagonizado por una inmutable pared de distorsión grave, pesada e hipnótica, pero la inclusión de nuevos elementos enriquecen y amenizan la mezcla de manera brutal.
Muestra inequívoca de esa intención de cambio y ganas de desmarcarse de las impepinables influencias de Electric Wizard, es esa canción totalmente acústica, que se situa en el justo meridiano del disco para oxigenar la sonora pesadez, llamada Evergreen en la que tanto la instrumentación como las vocales, excepcionalmente limpias y deliciosas, reposan intencionadamente en lo plácido y sombrío sin complejos. Un disco a descubrir que necesita horas de comprensión y desmenuzamiento para disfrutarlo en su totalidad.
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